
THE LATIN VOX (5 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Lo que alguna vez fue presentado como el gran contrapeso del sur global frente al dominio económico y político de Occidente, el grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), atraviesa un momento de tensión interna y redefinición.
La cumbre de este año, que comienza este domingo en Brasil, llega marcada por la ausencia de dos de sus principales líderes: Xi Jinping de China y Vladimir Putin de Rusia. Una señal clara, para muchos observadores, de que el bloque ha perdido cohesión y peso ideológico frente a sus propias contradicciones internas.
Después de más de una década asistiendo fielmente a estas cumbres, Xi ha optado por enviar al primer ministro Li Qiang, sin una explicación clara.
La decisión de Putin, por otro lado, tiene una explicación más evidente: enfrenta una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra relacionados con la deportación forzada de niños ucranianos. Como Brasil es firmante del estatuto de Roma, su presencia habría sido un dolor de cabeza diplomático para los anfitriones.
De bloque ideológico a club fragmentado
El Brics nació en 2009 con la promesa de ser una alternativa a los modelos financieros y políticos del G7, ofreciendo una visión más representativa del sur global. Pero la reciente expansión del grupo, que ahora incluye a países tan diversos como Irán, Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, ha hecho que el bloque pierda gran parte de su coherencia.
“Lo que antes era un foro de economías emergentes con intereses convergentes, ahora se parece más a una mesa redonda de gobiernos con agendas geopolíticas divergentes y sistemas políticos opuestos”, señala el analista Samir Puri, del centro de gobernanza global de Chatham House.
¿Multipolaridad o caos?
Para Brasil, anfitrión de la cumbre y potencia diplomática emergente, la ausencia de los gigantes ruso y chino podría ser una oportunidad estratégica para liderar una agenda más moderada y enfocada en reformas globales.
El exministro de Relaciones Exteriores brasileño y actual embajador en Londres, Antonio Patriota, ha subrayado que el mundo camina hacia un modelo multipolar, donde el poder no se concentra exclusivamente en Washington o Bruselas.
“Estados Unidos, con su política de ‘America First’, ha acelerado este proceso. Hoy es difícil sostener que Europa y EE.UU. estén alineados en comercio, seguridad o defensa de la democracia”, dijo Patriota. Para él, el mundo no necesita otro gran conflicto para reformar las estructuras internacionales, sino voluntad política y cooperación.
Entre las prioridades que Brasil busca impulsar en esta cumbre están la transición energética verde, la cooperación internacional en vacunas y una propuesta para ampliar el estatus de “nación más favorecida” en la Organización Mundial del Comercio.
Fracturas profundas
Pero no todos comparten el optimismo brasileño. Desde Chatham House, el investigador Christopher Sabatini advierte que Brasil enfrentará serias dificultades para imponer una agenda propia en un grupo cada vez más heterogéneo. La expansión del bloque hacia autocracias petroleras como Arabia Saudita, Rusia y Emiratos Árabes Unidos complica cualquier intento de avanzar en políticas climáticas ambiciosas.
Además, tensiones latentes entre India y China –por disputas fronterizas y rivalidades geopolíticas– hacen improbable que el grupo funcione como un frente común. China, por ejemplo, ha bloqueado sistemáticamente las aspiraciones de India para obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, uno de los objetivos originales del Brics.
La propuesta de crear una moneda común alternativa al dólar también ha sido rechazada por India, otro síntoma del desencuentro interno.
¿Una oportunidad desperdiciada?
Lo más desconcertante, sin embargo, ha sido la decisión de Xi Jinping de no asistir, a pesar del momento geopolítico favorable para que China asuma un mayor protagonismo global, en un contexto de retraimiento del liderazgo estadounidense.
“Pareciera que el fin de un orden internacional no necesariamente trae consigo el nacimiento inmediato de otro”, reflexiona Samir Puri. “Los vacíos dejados por EE.UU. no serán automáticamente llenados por China o Rusia, ni por el Brics”.
Y mientras tanto, Brasil, India y Sudáfrica –los tres miembros democráticos del grupo– miran con inquietud cómo el Brics se inclina cada vez más hacia alianzas autoritarias, alejándose de sus principios fundacionales.
¿Hacia dónde va el Brics?
Lo que está en juego no es solo la eficacia de un grupo de cooperación multilateral, sino la posibilidad real de que el sur global tenga voz propia y coordinada en los grandes debates internacionales. Con líderes ausentes, agendas contradictorias y tensiones internas, el Brics corre el riesgo de convertirse en una coalición simbólica sin impacto real.
“No hay duda de que el orden mundial está cambiando”, concluye Patriota. “Pero si no se reforma con decisión y de forma inclusiva, el vacío será llenado por la fragmentación, no por la cooperación”.
En tiempos de crisis global, el mundo necesita menos bloques divididos y más puentes que unan. Si el Brics quiere seguir siendo relevante, deberá volver a definir su propósito. Y rápido.
Crédito fotográfico: ERALDO PERES | KEYSTONE/AP