
THE LATIN VOX (8 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En el majestuoso escenario del Parlamento británico, entre pinturas que evocan las batallas de Trafalgar y Waterloo, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ofreció un discurso que marca un momento crucial para el futuro de Europa.
En el primer día de su histórica visita de Estado al Reino Unido —la primera de un líder europeo desde el Brexit— Macron llamó a construir una Europa “más amplia, más fuerte y más soberana”, libre de su creciente dependencia económica de Estados Unidos y China.
“Si seguimos dependiendo de ambos, de China y de Estados Unidos, conocemos bien cuál será el futuro de nuestros hijos”, advirtió. “Debemos reducir el riesgo de nuestras economías y nuestras sociedades frente a estas dobles dependencias”.
Una advertencia desde el corazón de Europa
Macron trazó un mapa político donde Europa ya no gira exclusivamente en torno a los 27 miembros de la UE. Habló de una “Europa ampliada”, con Francia y el Reino Unido en su centro estratégico. Aunque mencionó solo brevemente su decepción por la salida británica de la Unión, el mensaje fue claro: el momento de reconfigurar alianzas ha llegado, y París quiere a Londres de vuelta en el centro de la conversación continental.
Con críticas tanto para el “nacionalismo económico” estadounidense como para el “intervencionismo industrial” chino, el mandatario francés denunció que estas potencias distorsionan el comercio global, socavan las cadenas de valor y generan nuevas formas de dependencia tecnológica, energética y digital.
“No pongo el signo igual entre China y EE.UU. Tenemos un aliado fuerte por un lado y un retador —a veces socio, cuando se trata del cambio climático— en el otro”, explicó. Pero también dejó claro que ambas potencias están ejerciendo presiones insostenibles sobre Europa.
Tecnología, manipulación y soberanía digital
Macron fue especialmente enfático en su preocupación por la influencia extranjera en las democracias europeas a través de las plataformas digitales, comparando los algoritmos de las tecnológicas estadounidenses con las campañas de desinformación patrocinadas por Rusia.
“Lo que está en juego hoy es la defensa de nuestros modelos democráticos frente a la manipulación de la información y la dominación mental a través de redes sociales y emociones negativas”, sostuvo.
En contraste con la postura británica —que ha optado por no regular agresivamente a las grandes tecnológicas y ha ofrecido beneficios fiscales a empresas como Meta o Amazon a cambio de evitar represalias comerciales—, Macron defendió el modelo europeo de regulación digital como una cuestión de soberanía y justicia social.
Entre la cordialidad y la geopolítica
A pesar del tono serio de su advertencia, Macron también aprovechó la visita para estrechar lazos con su anfitrión británico. Celebró la posibilidad de un acuerdo de movilidad juvenil entre Francia y el Reino Unido —una propuesta que recibió aplausos incluso de ministros laboristas presentes— y evocó la necesidad de que “nuestros jóvenes se conozcan, intercambien ideas, vivan experiencias comunes”.
En una señal de buena voluntad cultural, anunció el regreso al Reino Unido de la legendaria Tapicería de Bayeux, más de 900 años después de su creación. El gesto fue simbólico: una pieza que narra la conquista normanda de Inglaterra como puente histórico y cultural entre dos naciones que, aunque separadas por el Canal de la Mancha, comparten siglos de historia entrelazada.
Un banquete de alianzas
La jornada culminó con un banquete de Estado en el Castillo de Windsor, donde el rey Carlos III elogió la “alianza profunda” entre Reino Unido y Francia frente a desafíos comunes como el terrorismo, el crimen organizado y la migración irregular. “Nuestras fuerzas armadas cooperarán aún más estrechamente en todo el mundo, incluyendo el apoyo a Ucrania”, afirmó.
Incluso hubo espacio para el humor: el monarca se refirió a la “combinación perfecta” de lo británico y lo francés, mencionando las pinturas de Monet sobre la niebla londinense y los goles del francés Thierry Henry con el Arsenal. Macron respondió con una sonrisa cómplice y un guiño al rey, cuando este recordó que fue un francés, Guillermo el Conquistador, quien inició la construcción del castillo de Windsor.
¿Hacia una nueva arquitectura europea?
Más allá del simbolismo y la pompa, el mensaje central de Macron fue inequívoco: Europa necesita autonomía estratégica. En un mundo cada vez más dominado por la rivalidad entre Washington y Pekín, el continente no puede limitarse a ser espectador ni campo de juego. Debe ser un actor soberano, capaz de proteger sus valores, su democracia y su futuro económico.
“Si queremos construir un futuro sostenible para todos nuestros hijos”, concluyó Macron, “debemos asumir nuestras responsabilidades, juntos, como europeos”.
En Londres, entre los ecos de viejas guerras y los símbolos de amistad renovada, Emmanuel Macron lanzó un llamado que podría redefinir el equilibrio de poder del siglo XXI: o Europa se emancipa, o se resigna a ser periferia en el tablero global.
Crédito fotográfico: France 24