
THE LATIN VOX (13 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un momento de escalada en la guerra en Ucrania, el líder norcoreano Kim Jong-un ofreció su respaldo total a Moscú durante una visita del canciller ruso Serguéi Lavrov, reforzando una peligrosa alianza entre dos potencias que desafían abiertamente a Occidente. Mientras Kim expresaba su “apoyo incondicional” a la invasión rusa, seis personas morían en Ucrania bajo una nueva oleada de bombardeos masivos.
La reunión entre Kim y Lavrov, celebrada en la ciudad costera de Wonsan, fue descrita por medios estatales norcoreanos como un encuentro cargado de “confianza camaraderil cálida”. En su declaración, el líder norcoreano dijo estar dispuesto a “apoyar y alentar sin condiciones todas las medidas tomadas por el liderazgo ruso para enfrentar las causas de la crisis ucraniana”, una afirmación que ha generado alarma en Seúl, Washington y Bruselas.
Una alianza cada vez más estratégica
Lavrov, que se encuentra en una visita de tres días al país asiático, firmó junto a su homóloga norcoreana, Choe Son Hui, un comunicado conjunto comprometiéndose a proteger la integridad territorial de ambos países. Además, elogió a Wonsan como “una atracción turística prometedora” y anunció la apertura de vuelos regulares entre Moscú y Pyongyang dos veces por semana, una señal clara del fortalecimiento de la cooperación bilateral.
Pero los vínculos van mucho más allá del turismo. Moscú y Pyongyang han incrementado el intercambio de armas, tecnología militar y respaldo diplomático, generando sospechas sobre la transferencia de tecnología sensible que podría reforzar el programa nuclear norcoreano. Lavrov defendió incluso las ambiciones atómicas de Kim: “Comprendemos las razones por las cuales Corea del Norte busca desarrollar armamento nuclear, y respetamos los logros de sus propios científicos”.
Ucrania bajo fuego
Mientras tanto, en el frente ucraniano, la realidad es mucho más sombría. Según las autoridades de Kiev, al menos seis personas murieron y más de 30 resultaron heridas en la última oleada de ataques rusos, que incluyó el lanzamiento de 26 misiles de crucero y 597 drones explosivos, en su mayoría del tipo iraní Shahed.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció que Rusia emplea tácticas deliberadas de terror, atacando ciudades alejadas del frente como Chernivtsí, Lviv y Lutsk, para saturar los sistemas de defensa aérea. Zelenski afirmó que muchos drones eran “simuladores” diseñados para distraer y debilitar las defensas ucranianas antes del verdadero ataque.
“Este tipo de terror no es accidental, es sistemático y tiene como objetivo quebrar la resistencia civil”, declaró en un mensaje en video. En el oeste del país, 12 personas resultaron heridas en Lviv, mientras que dos murieron en Dnipropetrovsk y otras tres fueron heridas en Járkov, en el este.
Diplomacia estancada, tensiones en aumento
Las conversaciones para una posible tregua, lideradas por Estados Unidos, están prácticamente estancadas. El enviado especial estadounidense, Keith Kellogg, llegará a Kiev este lunes en un nuevo intento de reactivar el diálogo, mientras el expresidente Donald Trump anunció que hará una “declaración importante sobre Rusia” el mismo día.
Desde Moscú, el Kremlin ha reiterado su oposición a la presencia de fuerzas de paz europeas en territorio ucraniano, rechazando la propuesta francesa liderada por Emmanuel Macron. “Tenemos un plan listo para desplegarlo horas después de una tregua”, había dicho el mandatario francés, en una estrategia que ahora parece lejana.
Zelenski, por su parte, insiste en que sus aliados occidentales deben pasar de las palabras a los hechos. “Necesitamos sanciones reales contra quienes permiten que Rusia fabrique drones y siga obteniendo beneficios del petróleo”, escribió en redes sociales. También señaló que están cerca de cerrar acuerdos multilaterales para recibir nuevos sistemas de defensa Patriot, mientras Ucrania acelera la producción interna de misiles interceptores.
Un nuevo eje desafiante
El encuentro entre Kim y Lavrov representa más que una visita diplomática: es la consolidación de un nuevo eje Moscú-Pyongyang, con ramificaciones que pueden alterar el equilibrio estratégico del noreste asiático y escalar la guerra en Europa.
Al legitimar abiertamente la agresión rusa y al respaldar los desarrollos nucleares de Corea del Norte, ambos países se presentan como aliados contra un orden global liderado por Occidente, desafiando las reglas internacionales y buscando consolidar su influencia mediante pactos bilaterales, transferencias tecnológicas y apoyo mutuo.
Para el mundo, el mensaje es claro: la guerra en Ucrania ya no es solo una cuestión europea, sino una pieza central de una nueva dinámica geopolítica, en la que actores impredecibles como Corea del Norte buscan ampliar su poder a través de alianzas con potencias revisionistas como Rusia.
Y mientras tanto, la población ucraniana sigue pagando el precio, bajo los escombros de sus hogares y la constante amenaza de una guerra que, a 1.236 días de su inicio, parece lejos de terminar.
Crédito fotográfico: Al Jazeera