
THE LATIN VOX (16 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un gesto de acercamiento diplomático, el presidente de China, Xi Jinping, instó al primer ministro australiano Anthony Albanese a mantener una cooperación firme entre ambas naciones, a pesar de la creciente inestabilidad geopolítica y las crecientes tensiones comerciales impulsadas por la administración Trump.
“Independientemente de cómo evolucione el panorama internacional, debemos mantener sin titubeos esta dirección general de cooperación”, afirmó Xi durante una reunión celebrada en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing.
El encuentro marca la segunda vez que ambos líderes se reúnen desde que Australia y China comenzaron a descongelar una relación marcada por años de disputas económicas, acusaciones de injerencia extranjera y diferencias sobre temas como la seguridad nacional y los derechos humanos.
Estabilidad en medio de la tensión
Xi y Albanese coincidieron en la importancia de encontrar puntos en común, incluso cuando persisten desacuerdos clave, como el futuro del estratégico Puerto de Darwin, en manos de una empresa vinculada a China, o el papel de Australia en un eventual conflicto por Taiwán.
“Su enfoque de buscar puntos de encuentro mientras se reconocen las diferencias ha producido beneficios positivos para ambos países”, respondió Albanese.
La reunión se celebró en un contexto delicado. Horas antes, periodistas australianos fueron confrontados por guardias de seguridad chinos mientras filmaban en un sitio turístico en Beijing, a pesar de contar con permisos oficiales. Aunque no hubo amenazas físicas, el incidente puso de manifiesto las diferencias profundas en materia de libertad de prensa y transparencia.
“China claramente tiene un sistema distinto respecto a los medios”, dijo Albanese en una rueda de prensa posterior. “Pero yo estoy aquí para responder preguntas. Es parte de ser un líder responsable”.
Comercio, defensa y diplomacia calibrada
Desde 2020, las relaciones bilaterales se habían deteriorado notablemente, luego de que Australia impulsara una investigación internacional sobre el origen del COVID-19, lo que provocó la imposición de sanciones comerciales por parte de Pekín por un valor de más de 20.000 millones de dólares.
No obstante, Xi y Albanese evitaron profundizar en disputas pasadas y apuntaron hacia una nueva etapa de diálogo. Albanese confirmó que el controvertido caso del académico australiano-chino Yang Hengjun, condenado a muerte con sentencia suspendida en febrero, fue planteado ante el mandatario chino, aunque aclaró que no espera resultados inmediatos.
También mencionó su preocupación por los ejercicios militares con fuego real que la marina china realizó cerca de las costas de Nueva Gales del Sur este año. “Si bien se realizaron dentro del marco del derecho internacional, expresamos nuestras inquietudes por la forma en que se notificaron y ejecutaron”, indicó.
Sobre Taiwán, Albanese reafirmó la postura de Canberra de apoyar el “estatus quo”, evitando comprometerse con una posible intervención militar, a pesar de las presiones de Washington. “La comunicación constante es clave para evitar errores de cálculo”, remarcó.
El pragmatismo de Beijing
En su encuentro posterior con el primer ministro chino, Li Qiang, ambos líderes subrayaron que sus países han superado el punto más bajo de sus relaciones. “China y Australia, como socios comerciales clave, deben reforzar el diálogo y la cooperación en este contexto de incertidumbre global”, dijo Li.
China, que controla estrictamente a los medios y vigila de cerca a periodistas extranjeros, demostró con el episodio de los reporteros australianos su enfoque rígido en cuestiones de seguridad y comunicación. Sin embargo, el gobierno de Xi se muestra cada vez más interesado en proyectar una imagen de estabilidad diplomática, al menos con socios económicos estratégicos como Australia.
Un delicado equilibrio entre Washington y Pekín
La visita de Albanese evidencia el complejo equilibrio que Canberra intenta mantener entre sus compromisos históricos con Estados Unidos y la necesidad de preservar una relación funcional con su principal socio comercial: China.
La oposición en Australia ya ha presionado al primer ministro para que adopte un tono más firme frente a la creciente influencia de Pekín en el Indo-Pacífico, particularmente después de los ejercicios militares que obligaron a desviar vuelos comerciales.
“Debe hablar con franqueza sobre la importancia de nuestra relación con EE. UU. y el desafío que representa China en la región”, sostuvo Sussan Ley, líder opositora.
A pesar de los desafíos, ambos gobiernos se han comprometido a mantener abierto el canal del diálogo. Xi Jinping ha dejado claro que quiere evitar más turbulencias con Australia en un mundo cada vez más impredecible. La pregunta que queda es si esta tregua diplomática podrá resistir las presiones externas, desde la Casa Blanca hasta el estrecho de Taiwán.
Crédito fotográfico: France 24