Opinión: La «pareja» de Coldplay y la viralidad inesperada … cómo un abrazo puede cambiar tu vida frente a 60,000 personas

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THE LATIN VOX (19 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Un momento de alegría en el concierto de Coldplay en Boston terminó en una pesadilla pública para dos empleados de una empresa tecnológica, cuando fueron captados en la pantalla gigante entre más de 66,000 asistentes y su imagen se volvió viral en cuestión de horas.

Este episodio es una poderosa muestra de cómo, en la era digital, cualquiera puede volverse viral — incluso en medio de una multitud— y cómo las redes sociales amplifican la vigilancia y la crítica social, a veces con consecuencias devastadoras.

Andy Byron, CEO de la empresa Astronomer, y Kristin Cabot, directora de recursos humanos de la misma compañía, fueron vistos abrazándose brevemente, pero luego se separaron rápidamente al aparecer en el “jumbotron”.

La reacción inmediata fue esconderse: Byron se agachó mientras Cabot se tapaba la cara con las manos. En un video viral en TikTok que acumula más de 7 millones de “me gusta”, se escucha al cantante Chris Martin bromear: “O están teniendo una aventura o son muy tímidos”.

Las redes sociales no tardaron en llenar el vacío con especulaciones: ¿estaban ambos engañando a sus parejas? Usuarios en Reddit y X se lanzaron a descubrir sus identidades y teorizar sobre la historia, generando un frenesí que colocó a Byron como la búsqueda más popular en Google durante dos días seguidos. Incluso sitios de apuestas en línea comenzaron a pronosticar si sería despedido por el incidente.

Ante la presión, la empresa Astronomer anunció una investigación formal y Byron emitió una declaración para intentar contener la crisis.

Vigilancia masiva y pérdida de privacidad

Este caso ilustra un fenómeno creciente: vivimos en un mundo donde la vigilancia es omnipresente, y la línea entre lo público y lo privado se vuelve cada vez más difusa. Evan Light, experto en privacidad y políticas de información, explica que muchos creen que en eventos multitudinarios como conciertos pueden conservar cierta anonimidad, pero la realidad es que “el jumbotron puede captarte y cambiar tu vida dramáticamente”.

Los videos virales, especialmente cuando involucran momentos privados o embarazosos, pueden desencadenar una avalancha de “shaming” (vergüenza pública) que afecta profundamente la vida de quienes son expuestos sin querer.

El caso de Byron y Cabot se suma a otros ejemplos recientes de personas “nombradas y avergonzadas” en redes sociales, como un hombre de Alberta que se volvió viral tras perder una pelea y otro que fue bautizado como el “Brantford Boomer” por una imagen polémica en un mitin político.

El impacto psicológico de la viralidad y la humillación pública

La profesora de psicología June Tangney, experta en emociones como la culpa y la vergüenza, advierte sobre los efectos negativos de estas humillaciones masivas: “Cuando alguien es excomulgado o tratado como un paria por un solo error, es un exceso”. Este tipo de reacción puede impedir que la persona reflexione y mejore, porque genera defensividad y enojo.

Tangney llama a la empatía y a pensar dos veces antes de disfrutar del “schadenfreude” —esa satisfacción malsana por la desgracia ajena— porque puede ser muy dañino para quienes lo sufren.

Sociedad bajo la lupa: ¿qué perdemos?

Light también señala que la vigilancia no viene solo de cámaras públicas o privadas, sino que la tecnología ha invadido casi todos los aspectos de la vida. Con más celulares que personas en el planeta, la presión para controlar cada acción puede llevar a la autocensura, inhibir la espontaneidad y transformar la forma en que nos comportamos en sociedad.

Incluso el Departamento de Sanidad de Nueva York se sumó al debate publicando la imagen viral con un mensaje contundente: “¡Las cámaras están en todas partes! No te atrapen haciendo algo que quizá no deberías”.

Reflexión final

La viralidad puede ocurrir en un instante y cambiar la vida de cualquier persona. En un mundo hiperconectado, donde cada gesto puede ser capturado y difundido, debemos preguntarnos: ¿qué precio pagamos por esta constante vigilancia? Y más importante aún, ¿cómo podemos equilibrar la tecnología con el respeto a la privacidad y la humanidad?

Porque detrás de cada video viral hay personas reales, con emociones, historias y derechos que merecen ser protegidos.

Crédito fotográfico: Page Six


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