
THE LATIN VOX (22 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
En un momento en que Texas debería estar concentrado en reconstruir comunidades tras unas inundaciones devastadoras que dejaron más de 130 muertos, el gobernador republicano Greg Abbott ha convocado una sesión legislativa extraordinaria con un objetivo sorprendente: rediseñar el mapa electoral del estado y asegurar al menos cinco escaños más en el Congreso para su partido.
La decisión ha desatado una tormenta política sin precedentes, con acusaciones de oportunismo, manipulación electoral y un desprecio flagrante por las normas democráticas. “Esto va más allá de una simple redistritación”, dijo el congresista demócrata Al Green. “Esto es un robo. Es el tipo de robo electoral que se comete cuando sabes que no puedes ganar con el mazo que te tocó, así que decides cambiar las cartas a tu favor.”
Rediseñar Texas para asegurar el poder
Texas cuenta actualmente con 38 distritos congresuales, de los cuales los republicanos controlan 25. Sin embargo, esa mayoría aplastante no refleja fielmente el voto popular: en las elecciones de 2022, el Partido Republicano obtuvo solo el 58% del voto en el estado.
Ahora, aprovechando una laguna legal única que permite redistritar más de una vez por década —y la eliminación en 2013 de los requisitos de supervisión previa de la Ley de Derecho al Voto por parte del Tribunal Supremo—, los republicanos texanos planean reorganizar los distritos para blindar su poder en un año en que se prevé una ola demócrata.
“Están dispuestos a implementar mapas ilegalmente discriminatorios por motivos raciales, incluso mientras los mapas actuales están siendo impugnados en los tribunales”, denunció Sam Gostomski, director ejecutivo del Partido Demócrata de Texas. “Lo hacen porque saben que cada vez que dibujan nuevos distritos, el proceso legal se reinicia y pueden patear la pelota hacia adelante.”
La sombra de Trump y el silencio de Abbott
La maniobra tiene el sello del presidente Donald Trump, quien declaró esta semana: “En Texas ganaremos cinco [escaños] con un simple rediseño”. El gobernador Abbott, por su parte, incluyó el tema en la sesión especial del 22 de julio, supuestamente dedicada a la atención de emergencias por las inundaciones.
Para la congresista estatal demócrata Barbara Gervin-Hawkins, la decisión es una “atrocidad moral”. “Deberíamos estar enfocados en cómo ayudar a las familias afectadas, cómo encontrar a los desaparecidos… Pero en lugar de eso, estamos tratando de cortar el derecho al voto. Nuestro liderazgo debería avergonzarse.”
Gerrymandering extremo: Cómo se divide Houston
El área metropolitana de Houston, con más de 8 millones de habitantes, será uno de los principales objetivos del rediseño. La táctica es bien conocida: dividir núcleos urbanos demócratas en distritos alargados que se extienden hacia los suburbios y zonas rurales republicanas. El distrito 9 de Al Green, el 7 de Lizzie Fletcher, el 29 de Sylvia García y el 18, anteriormente representado por Sylvester Turner, están en la mira.
Otros escaños en zonas fronterizas y urbanas —como los de Vicente González y Henry Cuéllar— podrían ser redibujados para diluir la presencia demócrata. No obstante, los estrategas republicanos asumen riesgos: al intentar capturar distritos azules, podrían debilitar bastiones conservadores y abrir la puerta a sorpresas electorales, especialmente si los votantes latinos y suburbanos reaccionan ante los excesos partidistas.
¿Qué pueden hacer los demócratas?
Con los republicanos controlando ambas cámaras de la legislatura estatal, las opciones legales de los demócratas son limitadas. Pero existe una táctica ya utilizada en 2021: fugarse del estado para romper el quórum. Si menos de dos tercios de los legisladores están presentes, no se puede legislar. El plan implicaría huir a otro estado, fuera del alcance de los Texas Rangers.
Los demócratas ya están considerando esta posibilidad, aunque conscientes del costo personal y político. “Hay familias, hay trabajos… No es una decisión fácil”, admitió Gervin-Hawkins. “Pero no descartamos nada. Nuestro objetivo es claro: proteger la democracia y a nuestra gente.”
Mientras tanto, los opositores al rediseño lanzaron la campaña StopTheTexasSteal.com, denunciando que la tragedia de las inundaciones ha sido utilizada como una cortina de humo para una operación partidista.
Un precedente peligroso
En un estado con una de las participaciones electorales más bajas del país y con un historial de trabas al voto, el nuevo intento de redistritación plantea una amenaza seria al proceso democrático.
El informe de la Universidad de Princeton ya otorgó a Texas una calificación “F” por imparcialidad electoral tras su redistritación de 2021. Este nuevo intento podría consolidar uno de los mapas más antidemocráticos de la historia moderna de Estados Unidos.
La tormenta en Texas ya no es solo meteorológica: también es política. Y el desenlace podría influir no solo en el equilibrio del Congreso estadounidense en 2026, sino también en el futuro de la democracia representativa en el país.
Crédito fotográfico: Getty Images