Bad Bunny: Su residencia en Puerto Rico como un ejemplo de la fama bien utilizada para fomentar el turismo

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THE LATIN VOX (8 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En un mundo donde las grandes estrellas del entretenimiento a menudo se ven atrapadas en la vorágine del ego y el beneficio personal, Bad Bunny, el astro global del reggaetón, ha decidido marcar la diferencia.

Con una residencia sin precedentes de 21 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, el cantante nacido en Vega Baja no solo ha revolucionado el mundo de los conciertos, sino que ha puesto el foco en su isla natal como nunca antes.

Con cada show, Bad Bunny está inyectando una inyección económica vital para la región, al mismo tiempo que refuerza un mensaje de identidad y resistencia que trasciende las fronteras del entretenimiento.

Una residencia con propósito: $200 millones para la economía local

Las 21 fechas de «No Me Quiero Ir de Aquí» no son solo una serie de conciertos; son una declaración de principios. Se estima que esta histórica residencia atraerá a más de 400,000 personas a San Juan, con dos tercios de los asistentes provenientes del extranjero.

Este evento no solo representa un hito cultural, sino también un generoso impulso económico para una isla que ha sufrido en los últimos años debido a desastres naturales y la crisis económica. Se espera que la residencia inyecte alrededor de 200 millones de dólares a la economía local, lo que podría aumentar el Producto Interno Bruto (PIB) de Puerto Rico en un 0,15%.

Sin embargo, lo que realmente distingue a esta residencia de otras, es cómo Bad Bunny ha usado su fama para equilibrar los intereses de los visitantes internacionales con los de los puertorriqueños. Los primeros nueve shows fueron reservados exclusivamente para residentes de la isla, quienes debían presentar prueba de su residencia, dando prioridad a los locales sobre los turistas.

Solo después de esas fechas los conciertos se abrieron al público internacional. Esta estrategia asegura que la comunidad puertorriqueña tenga acceso a una parte importante de este evento cultural sin que su cultura sea absorbida completamente por el turismo de masas.

Un vistazo a la historia y cultura puertorriqueña: Un escenario construido por locales para locales

Con un escenario diseñado por más de 1,000 trabajadores locales, el show No Me Quiero Ir de Aquí es una verdadera obra de arte que celebra la identidad puertorriqueña. Desde los majestuosos sets que evocan las colinas y playas de la isla hasta una casita tradicional que recrea la arquitectura típica de Puerto Rico, la producción está impregnada de simbolismo y orgullo.

Las primeras palabras del show, pronunciadas en español, rinden homenaje a la historia y cultura del país: «San Juan es una de las ciudades más antiguas de las Américas» y «El sancocho cura todo, según nuestras abuelas».

A través de este espectáculo, Bad Bunny no solo presenta un producto musical, sino una representación visual del orgullo boricua. Un mensaje claro se transmite: este concierto no es solo para el público internacional, sino para Puerto Rico, tanto de forma directa como simbólica.

El poder de la fama: Un uso político de la celebridad

Bad Bunny ha demostrado que su plataforma no es solo para entretener, sino para hacer un cambio real.

Desde el inicio de su carrera, ha desafiado las normas de la industria y las expectativas del mercado global. Se ha rehusado a cantar en inglés, a pesar de ser una superestrella global, y ha utilizado su visibilidad para alzar la voz contra la discriminación, las injusticias y las desigualdades.

En sus canciones, ha criticado abiertamente las políticas migratorias de Estados Unidos, como lo hizo en su video para Yo Perreo Sola, donde aparece en drag y con un mensaje claro de rechazo a la opresión.

De hecho, en varias entrevistas, ha declarado que no ve necesario realizar una gira por el territorio continental de EE. UU. en este momento, considerando que ya ha brindado numerosas oportunidades a su público estadounidense.

Con su residencia en Puerto Rico, Bad Bunny está llevando su enfoque audaz y consciente aún más lejos.

La tarifa para los conciertos fuera de Puerto Rico es alta, pero se vincula con el deseo de asegurar que los dólares del turismo se queden en la isla, en lugar de ser absorbidos por las grandes plataformas como Airbnb.

De esta forma, Martínez está canalizando las ganancias del evento de manera que beneficien a los negocios locales y desalienten la especulación inmobiliaria que ha exacerbado la crisis habitacional tras el paso del huracán María en 2017.

Un futuro lleno de esperanza y reflexión

En una época donde los artistas más grandes luchan por ofrecer espectáculos cada vez más elaborados y costosos, la residencia de Bad Bunny en Puerto Rico se erige como un modelo de cómo un artista puede usar su fama para el bien de su gente y su tierra natal.

Mientras que las entradas para los residentes de EE.UU. pueden superar los $600, lo que las hace accesibles solo para un público selecto, el hecho de que Bad Bunny haya hecho de su residencia una celebración de Puerto Rico es una forma de devolverle a la isla parte de lo que le ha dado.

«Antes de la residencia, mi fantasía por mucho tiempo fue hacer un gran show gratuito en Puerto Rico que solo pudieran disfrutar los locales», comentó Martínez en una entrevista con Variety.

Aunque esa fantasía sigue siendo difícil de realizar, la residencia actual está muy cerca de ese ideal, y el hecho de que un artista de su tamaño y relevancia se haya comprometido con su comunidad es, sin duda, un modelo que podría inspirar a otras figuras de la música global a seguir su ejemplo.

Bad Bunny ha demostrado que ser una superestrella no solo se trata de llenar estadios y acumular premios.

Es también una oportunidad única de generar un cambio positivo, uno que trascienda el entretenimiento y toque las fibras más profundas de la identidad cultural, la justicia social y el desarrollo económico.

Su residencia en Puerto Rico no solo es un espectáculo, es un acto de resistencia y afirmación cultural que llevará a su isla natal hacia un futuro más prometedor.

Crédito fotográfico: The Hollywood Reporter


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