
THE LATIN VOX (8 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha revelado un plan para tomar el control de la ciudad de Gaza, una de las últimas zonas de la franja de Gaza que aún no está bajo el control total de Israel.
Este anuncio, aprobado por el gabinete de seguridad israelí, representa una escalada significativa en un conflicto que ya ha cobrado decenas de miles de vidas palestinas, destruido la mayor parte de Gaza y dejado al territorio al borde de la hambruna.
El plan: Ocupación parcial y desplazamientos masivos
La intención del gobierno israelí es enviar tropas terrestres para tomar el control de la ciudad de Gaza, que aún alberga a aproximadamente un millón de palestinos.
La operación implica evacuar a la población civil de la ciudad, forzando su desplazamiento hacia áreas más al sur de la franja de Gaza, que ya enfrenta condiciones extremas.
El plan de evacuación debe concluir para el 7 de octubre, según fuentes cercanas al gobierno israelí. Este movimiento podría generar un sufrimiento aún mayor entre los palestinos, quienes ya han sido desplazados en su mayoría por la guerra, y provocar una crisis humanitaria de proporciones colosales.
Aunque Netanyahu ha asegurado que el plan está diseñado como una «operación limitada» y no una invasión total, la situación sobre el terreno podría complicarse rápidamente, ya que la infraestructura de Gaza está casi completamente destruida y las posibilidades de resistir una ocupación prolongada parecen ser altas.
La advertencia del jefe del ejército israelí, el general Eyal Zamir, es clara: una ocupación prolongada podría sumergir a Israel en un “agujero negro” de insurgencia, responsabilidad humanitaria y riesgos elevados para los rehenes, cuyas vidas siguen en peligro.
Reacciones tanto internas como internacionales
La decisión ha generado una fuerte reacción tanto dentro como fuera de Israel.
Miles de manifestantes israelíes están preparando protestas para el fin de semana, mientras que las familias de los rehenes palestinos secuestrados por Hamas han expresado su temor de que la escalada ponga en peligro la vida de sus seres queridos.
Estos temores se ven reflejados en las manifestaciones llevadas a cabo frente al gabinete de seguridad en Jerusalén, donde decenas de familiares de los rehenes exigieron una revisión de los planes.
Por su parte, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, criticó la medida, calificándola de un «desastre» que no solo podría costar muchas vidas israelíes, sino que además podría empujar a Israel hacia una «bancarrota diplomática» y poner en peligro la estabilidad interna del país.
El primer ministro británico, Keir Starmer, se unió a las voces internacionales que condenaron la ofensiva.
En una declaración oficial, Starmer expresó que la acción no contribuirá a resolver el conflicto ni a asegurar la liberación de los rehenes, sino que solo traerá más derramamiento de sangre y sufrimiento.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, también pidió que el plan fuera detenido de inmediato, destacando los riesgos humanitarios y legales que conlleva una escalada tan peligrosa.
La difícil situación humanitaria en Gaza
La población de Gaza, ya devastada por años de bloqueo y agresiones, enfrenta ahora una crisis aún mayor.
Más del 90% de los palestinos en Gaza han sido desplazados al menos una vez por la guerra, y casi uno de cada diez ha resultado herido en los ataques israelíes.
El sistema de salud de Gaza está al borde del colapso, y las agencias humanitarias internacionales, como la ONU, han tenido dificultades para operar debido a las restricciones impuestas por Israel.
Testimonios como el de Aya Mohammad, una palestina de 30 años que se ha desplazado varias veces con su familia, reflejan la desesperación de los habitantes de Gaza: «¿Adónde debemos ir? Ya hemos sido desplazados y humillados lo suficiente», declaró, visibilizando la desesperanza y el sufrimiento de millones de personas que han perdido todo.
Un conflicto sin fin: Las consecuencias de la ocupación
El objetivo declarado de Netanyahu es «garantizar la seguridad de Israel» eliminando a Hamas, la organización armada que controla Gaza, y establecer un «perímetro de seguridad» alrededor del territorio.
Sin embargo, la posibilidad de que Israel entregue el control de Gaza a «fuerzas árabes amigas» para que gobiernen el territorio ha generado dudas sobre la viabilidad de esta propuesta. Incluso los aliados de Netanyahu en el gobierno parecen preocupados por las repercusiones de una ocupación de largo plazo, especialmente considerando la situación humana ya devastadora en Gaza.
Con el Ejército israelí involucrado en un conflicto que ya ha durado más de 22 meses, la posibilidad de un «vacío de poder» después de la retirada de Hamas podría hacer que Gaza se convierta en un espacio aún más incontrolable, donde la resistencia palestina podría intensificarse aún más, alimentando un ciclo interminable de violencia.
El costo humano y político del conflicto
El impacto de la ofensiva israelí es devastador: al menos 61,000 palestinos han muerto desde el inicio de la operación, según el Ministerio de Salud de Gaza, la mayoría de ellos civiles.
Este número no incluye a los miles que podrían estar bajo los escombros o los muertos a causa de las consecuencias indirectas del conflicto, como el hambre y las enfermedades.
La situación en Gaza es ahora una de las crisis humanitarias más graves del mundo, y las perspectivas de una solución pacífica parecen más distantes que nunca.
La comunidad internacional, cada vez más preocupada por el curso de los acontecimientos, enfrenta la difícil tarea de presionar para un alto el fuego mientras las potencias regionales y las fuerzas de ocupación continúan sus maniobras estratégicas.
Mientras tanto, los palestinos de Gaza siguen esperando una resolución que les devuelva la esperanza en un futuro que hoy parece cada vez más sombrío.
Crédito fotográfico: CNN