THE LATIN VOX (31 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Una nueva flotilla internacional cargada de ayuda humanitaria y esperanza parte este domingo desde el puerto de Barcelona rumbo a Gaza, con un objetivo ambicioso y simbólico: romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel sobre el enclave palestino.
Entre los activistas a bordo se encuentra Greta Thunberg, la reconocida defensora sueca del medio ambiente, quien ha descrito la misión como “la mayor operación de solidaridad en la historia contemporánea”.
Organizada por la plataforma internacional Global Sumud Flotilla, la expedición busca abrir un corredor humanitario hacia la Franja de Gaza y denunciar lo que sus integrantes califican como “un genocidio en curso” contra el pueblo palestino.
“Partimos con ayuda, con dignidad, con solidaridad. Lo que está sucediendo en Gaza es inaceptable y el mundo no puede seguir mirando hacia otro lado”, escribió Thunberg en sus redes sociales. La activista forma parte del comité organizador y ya ha participado en misiones anteriores interceptadas por Israel.
La flotilla que desafía al bloqueo
Aunque los organizadores no han revelado el número exacto de embarcaciones ni la hora de salida por razones de seguridad, han asegurado que docenas de barcos más zarparán desde Túnez y otros puertos del Mediterráneo el 4 de septiembre, en lo que califican como una misión sin precedentes por su alcance y participación internacional.
La flotilla está compuesta por activistas de diversos países, así como figuras políticas y públicas. Entre ellas destacan la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y la diputada portuguesa Mariana Mortágua, quien afirmó que el viaje se realiza “conforme al derecho internacional y con fines puramente humanitarios”.
“No llevamos armas, llevamos medicinas, alimentos, y un mensaje: el pueblo palestino no está solo”, declaró Mortágua en Lisboa antes de viajar a Barcelona.
Un mar de bloqueos y resistencia
Esta no es la primera vez que activistas intentan romper el bloqueo marítimo a Gaza, impuesto por Israel desde 2007. En junio y julio de este año, otras dos embarcaciones, la Madleen y la Handala, fueron interceptadas por las fuerzas israelíes a más de 180 km de la costa de Gaza. Entre los detenidos entonces también estaba Greta Thunberg, quien fue posteriormente expulsada del país junto al resto de los activistas.
A pesar de los obstáculos, el movimiento insiste en que la ley internacional ampara estas acciones, y en que el bloqueo de Gaza constituye una violación de los derechos humanos básicos, particularmente el derecho al acceso a alimentos, medicinas y libre circulación.
“Cada intento que es bloqueado, cada barco interceptado, aumenta la presión internacional y evidencia la brutalidad del bloqueo”, señaló el activista brasileño Thiago Ávila, portavoz del movimiento en Barcelona.
Un movimiento global
El impacto de esta misión no se limita al mar. Paralelamente, se han programado manifestaciones en 44 países en solidaridad con Gaza, desde América Latina hasta Asia y Europa. La movilización pretende llamar la atención sobre la situación humanitaria en el enclave palestino, donde más del 80% de la población depende de la ayuda internacional, según datos de la ONU.
“No estamos solos en el mar. Hay millones en tierra que nos apoyan”, dijo Colau a la prensa, subrayando la dimensión política y moral de la travesía.
¿Qué pasará al llegar?
Si la flotilla logra alcanzar las aguas de Gaza, sería la primera vez en más de una década que una misión humanitaria internacional rompe el cerco por mar. No obstante, muchos observadores esperan que Israel intercepte las embarcaciones, como ha hecho en ocasiones anteriores, argumentando preocupaciones de seguridad.
Consultado al respecto, el gobierno israelí no ha emitido una declaración oficial, aunque en el pasado ha defendido su derecho a bloquear el acceso marítimo a Gaza para evitar el ingreso de armamento al enclave controlado por Hamás.
Una travesía cargada de símbolos
Más allá de los cargamentos de medicinas, agua y alimentos, la flotilla lleva un mensaje contundente: el de una comunidad internacional civil que no se resigna al silencio. La participación de figuras como Greta Thunberg le da visibilidad a una causa que, para muchos, ha sido ignorada durante demasiado tiempo.
“Esta no es solo una misión humanitaria: es una denuncia moral contra un sistema de opresión”, concluyó Thunberg antes de embarcar.
Crédito fotográfico: Salvatore Cavalli | Credit: AP