
THE LATIN VOX (31 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El nuevo año escolar en Quebec llega con un cambio radical que está generando debate: la prohibición total del uso de celulares para estudiantes, no solo en clase, sino también durante los recreos y la hora del almuerzo.
La medida, anunciada por el gobierno provincial tras un año de restricciones parciales, busca limitar el tiempo frente a las pantallas y fomentar una vida escolar más social, activa y enfocada.
La normativa, que aplica tanto a escuelas públicas como privadas de nivel primario y secundario, se basa en las recomendaciones de un comité especial que evaluó los efectos del uso excesivo de pantallas en niños y adolescentes. Pero la transición no está siendo fácil para todos.
“Es mi último año de secundaria y será el primero en el que no podré tener mi celular conmigo,” dice Adyson Miniaci, una estudiante que lamenta no poder documentar su año con fotos y videos como lo hacía antes. “Me interesa mucho hacer ediciones de video y tomar muchas fotos… me duele.”
Más allá del enfado: Cómo apoyar a los jóvenes
Especialistas como Jacob Amnon Suissa, terapeuta y profesor en la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM), subrayan que es completamente normal que los estudiantes sientan frustración o ansiedad frente a esta nueva realidad.
“Los padres deben esperar algunas reacciones difíciles al principio, pero no deben tomárselo como algo personal. Es importante escuchar y validar lo que sus hijos sienten”, recomienda Suissa.
Andréanne Gagné, profesora en la Université Laval, coincide en que se trata de una oportunidad para crear nuevos hábitos. “La idea es desarrollar otros reflejos, distintas rutinas más allá de revisar el celular cada hora.”
¿Y si realmente lo necesitaban?
Algunos estudiantes, como Miniaci, argumentan que su uso del celular en la escuela no era para redes sociales, sino como herramienta educativa. “Lo usaba para revisar mi calendario o comunicarme con los profesores a través de Google Classroom. Eso es lo que más molesta: perder esa facilidad de organización.”
Aun así, admite que muchos de sus compañeros pasarán por una difícil adaptación debido a su dependencia del contenido digital y las redes sociales durante el horario escolar.
Tiempo libre con propósito
Lejos de ser una restricción punitiva, los expertos ven la medida como una invitación a redescubrir el valor del tiempo libre sin pantallas. “Los recreos y el almuerzo son momentos ideales para socializar, explorar nuevos intereses o simplemente hacer amigos”, dice Gagné.
Suissa agrega que estas interacciones cara a cara son beneficiosas para la salud mental: “El cerebro nos agradece cuando cultivamos vínculos reales. Cuanto más se usa la pantalla, más se experimenta la soledad”.
El riesgo de compensar en casa
Una preocupación lógica para los padres es que la prohibición en las escuelas genere un “efecto rebote” en casa. Sin embargo, Gagné advierte contra la tentación de permitir más tiempo frente a pantallas después de clases: “Si los protegemos de 8 a.m. a 4 p.m. pero luego tienen barra libre hasta medianoche, estamos anulando el propósito de esta medida.”
La clave, según Suissa, está en mantener las dinámicas familiares: cenas en conjunto, actividades compartidas, y límites acordados según la realidad de cada hogar. “No hay una receta única, cada familia conoce mejor a sus hijos que cualquier terapeuta.”
¿Cámaras vintage al rescate?
En busca de alternativas creativas, Miniaci planea recurrir a un recurso nostálgico: cámaras digitales de bolsillo. “Voy a ver si los profesores me dejan entrar con una. Ojalá eso nos ayude a capturar los recuerdos de nuestro año más especial.”
Mientras el debate continúa, lo cierto es que el regreso a clases en Quebec marca el comienzo de una nueva era: menos conectividad digital, pero quizás más conexión humana. Y eso, para muchos, es un aprendizaje tan valioso como cualquier lección de aula.
Fuente: CBC News
Crédito fotográfico: Time Out