
THE LATIN VOX (4 de septiembre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Tras años de espera y un fallo histórico que confirmó que Google mantenía un monopolio ilegal en el mercado de búsquedas en línea, el mundo esperaba sanciones ejemplares. En cambio, la sentencia final fue, según críticos, “un simple tirón de orejas”.
El juez federal Amit Mehta, quien el año pasado dio la razón al Departamento de Justicia de EE.UU. al declarar que Google abusaba de su posición dominante, optó esta semana por no obligar a la empresa a vender su navegador Chrome ni su sistema operativo Android.
La decisión ha causado una tormenta de reacciones: desde el júbilo en Wall Street hasta la indignación de grupos de derechos digitales y legisladores.
Una sentencia que no corta las alas
El fallo establece que Google deberá compartir ciertos datos de su motor de búsqueda con competidores y no podrá mantener contratos exclusivos para la distribución de productos como Chrome, el Asistente de Google y su app de IA, Gemini.
Pero la medida no prohíbe que Google siga pagando a gigantes como Apple o Mozilla para mantener su motor como predeterminado en millones de dispositivos. En la práctica, su dominio sigue intacto.
“Google ha sido declarado culpable de robar bancos y el castigo es escribir una nota de agradecimiento por el botín”, ironizó Nidhi Hegde, directora del American Economic Liberties Project.
«Una oportunidad perdida para restaurar la competencia»
La decepción ha sido palpable entre activistas, legisladores y expertos que durante años han señalado a Google como el titán que aplasta la innovación y manipula el acceso a la información.
“Este fallo permite que Google siga siendo un monopolio. El juez reconoce el abuso, pero no impone consecuencias significativas”, denunció la senadora Elizabeth Warren.
La organización Open Markets Institute fue aún más directa: “La orden de compartir datos no repara años de abusos. Este fallo da luz verde a todos los monopolios tecnológicos para seguir operando impunemente”, afirmó su director Barry Lynn.
Amnesty International también criticó la sentencia, alegando que Chrome es una herramienta central del sistema de vigilancia digital de Google y que su desmantelamiento hubiera sido un paso necesario para proteger los derechos digitales.
Silicon Valley y Wall Street celebran
Mientras los críticos alzaban la voz, las acciones de Alphabet (la empresa matriz de Google) subieron un 9%, y Apple también vio un aumento del 4%.
¿La razón? El fallo mantiene intactos los acuerdos lucrativos entre ambas compañías, como el pago anual de miles de millones de dólares de Google para seguir siendo el motor predeterminado en dispositivos Apple.
“Apple también gana. Ahora Google deberá renegociar el contrato cada año, pero el dinero sigue fluyendo”, comentó Gene Munster, socio gerente de Deepwater Asset Management.
Grupos de la industria tecnológica celebraron la decisión del juez Mehta como una victoria contra medidas regulatorias “draconianas”. Para el grupo Developers Alliance, obligar a Google a desprenderse de Chrome y Android habría tenido “consecuencias desastrosas” para el ecosistema digital.
¿Y si la IA cambia el juego?
En su fallo, Mehta mencionó que los avances en inteligencia artificial están cambiando radicalmente el mercado de las búsquedas en línea, lo que podría abrir espacio a nuevos competidores.
Esa visión fue compartida por grupos libertarios como el Cato Institute, que instaron a los tribunales a “dejar que la innovación actúe como política de competencia”.
Pero para académicos como Christo Wilson, investigador de monopolios digitales, esa esperanza es infundada: “Google sigue controlando los canales de distribución y los datos. Pensar que solo porque existe la IA, el mercado se autorregulará, es ingenuo”, dijo.
Una sentencia que podría marcar el futuro de la regulación tecnológica
Aunque la decisión no es definitiva —Google aún enfrenta otro juicio antimonopolio por su dominio en el mercado de la publicidad digital—, la falta de sanciones estructurales en este caso podría sentar un precedente peligroso, según expertos.
El “Grupo Contra Monopolios” del Congreso estadounidense, compuesto por legisladores de ambos partidos, emitió un comunicado conjunto calificando la sentencia como una “oportunidad desperdiciada”:
“El fallo debilita los esfuerzos bipartidistas para limitar el poder desmedido de las grandes tecnológicas. Google seguirá dominando el mercado sin consecuencias reales”.
¿Y ahora qué?
Mientras millones de usuarios siguen dependiendo de los productos de Google para navegar, buscar información, comunicarse y trabajar, la compañía más poderosa de Internet ha esquivado, por ahora, un golpe estructural.
Lo que queda claro es que, incluso declarada culpable de monopolio, Google no será desmantelada. Y para muchos, eso dice más sobre el poder de Silicon Valley que sobre la capacidad del Estado para regularlo.
“Este fallo no es el final del juego, pero sí una señal clara: incluso en los casos más graves, las grandes tecnológicas pueden salir casi ilesas”, concluye Barry Lynn.
La batalla por el alma de Internet continúa. Pero esta ronda, sin duda, la ganó Google.
Crédito fotográfico: Planetizen