
THE LATIN VOX (4 de septiembre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Los incendios forestales que devastaron más de 500.000 hectáreas en España y Portugal el mes pasado no fueron un mero capricho del clima, sino un resultado directo del cambio climático, según un nuevo análisis del grupo internacional World Weather Attribution (WWA).
El estudio concluye que la crisis climática ha hecho 40 veces más probable que se produzcan las condiciones meteorológicas extremas que alimentaron las llamas, en comparación con un mundo sin calentamiento global.
Además, los incendios fueron un 30% más intensos de lo que cabría esperar en un clima preindustrial, cuando las emisiones de carbono por la quema de combustibles fósiles no habían alterado el equilibrio térmico del planeta.
“El tamaño de estos incendios ha sido simplemente asombroso”, afirmó Clair Barnes, climatóloga del Imperial College de Londres y coautora del estudio. “Las condiciones más calientes, secas y combustibles están volviéndose cada vez más extremas con el cambio climático, y dan lugar a incendios de una intensidad sin precedentes.”
Incendios cada vez más frecuentes… y más feroces
En tiempos preindustriales, los investigadores estiman que una ola de calor como la vivida el mes pasado en la península ibérica sólo habría ocurrido una vez cada 500 años. Hoy, en un planeta 1,2 °C más caliente, se espera que algo similar ocurra cada 15 años.
Los datos son aún más alarmantes si se considera sólo el factor temperatura: el nivel de calor registrado durante los 10 días más extremos habría sido un fenómeno de una vez cada 2.500 años antes del calentamiento global, pero ahora podría repetirse cada 13 años.
“Estamos presenciando una transformación del riesgo climático en tiempo real”, explicó Frederieke Otto, una de las fundadoras del grupo WWA. “La pregunta ya no es si el cambio climático influye, sino cuán profundamente lo hace”.
El abandono rural: Gasolina para el fuego
El estudio también destaca cómo los cambios en el uso del suelo están agravando el problema. En muchas regiones mediterráneas, el abandono del campo y el envejecimiento de la población han generado un terreno fértil —literalmente— para incendios descontrolados. Las tierras agrícolas sin cultivar y la vegetación no gestionada actúan como combustible natural.
Un plan de emergencia climática
Ante la creciente devastación, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, anunció esta semana un plan de acción climática de 10 puntos enfocado en reforzar la prevención, gestión forestal y preparación ante emergencias. Sin embargo, Sánchez también advirtió de un nuevo obstáculo político: la inacción climática de partidos tradicionales.
“El mayor problema ahora no son los negacionistas del clima, sino aquellos que, sin negarlo abiertamente, actúan como si no existiera”, declaró Sánchez en una entrevista con el diario inglés The Guardian. “Es una amenaza que mina nuestra capacidad de respuesta.”
Un patrón global
El informe de WWA sobre los incendios en España y Portugal se suma a un conjunto creciente de estudios que muestran cómo el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos en todo el mundo.
La misma red de científicos publicó recientemente un análisis que indica que las olas de calor en Turquía y Grecia también fueron 10 veces más probables por la crisis climática.
Aunque este nuevo estudio aún no ha pasado por revisión por pares, se basa en observaciones meteorológicas sólidas y representa una señal clara para la política climática.
El futuro que ya llegó
Lo que antes se pensaba como eventos extraordinarios o únicos en la vida, ahora suceden con regularidad alarmante. Las consecuencias no son solo ambientales: también afectan la economía, la salud pública, la seguridad alimentaria y la estabilidad social.
“El calentamiento global no es una amenaza lejana. Está aquí, ahora, incendiando nuestros bosques y nuestras certezas”, concluyó Barnes.
España y Portugal han sido protagonistas de una advertencia climática global. Pero si no se toman medidas urgentes y estructurales, lo vivido este verano podría convertirse en el nuevo normal.
Crédito fotográfico: Climática