
THE LATIN VOX (15 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.
El Reino Unido se apresta a recibir al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en lo que será su segunda visita de estado histórica bajo el reinado de Carlos III. En medio de un ambiente de tensiones geopolíticas, desafíos diplomáticos y expectativas comerciales, la Corona británica prepara un despliegue ceremonial que va más allá del protocolo: una “diplomacia de tiaras”, marcada por un fastuoso recibimiento, guardias de honor, banquetes, carruajes reales y toda la pompa que caracteriza los eventos de Estado en el Reino Unido. Todo esto con la intención de reforzar los lazos diplomáticos entre ambos países, aprovechar influencias culturales y suavizar resistencias políticas.
¿Qué significa “tiara diplomacy”?
El término “tiara diplomacy” hace alusión al uso deliberado de símbolos reales, rituales de corte, lujo y ceremonialidad para ejercer lo que se conoce como soft power la capacidad de influir mediante la cultura, la historia, la tradición y el prestigio en lugar de la fuerza o la presión directa. En este caso concreto:
- El rey Carlos III será anfitrión de Trump en Windsor Castle, donde se montará un protocolo real completo: carritos reales, paseos en carruajes, bandas militares, guardia de honor, himnos nacionales, entre otras formalidades.
- Uno de los momentos centrales será un banquete de Estado, servido sobre plata antigua de más de 200 años, lo cual acentúa el elemento simbólico del evento como acto de prestigio.
- También se emplearán objetos de gran valor histórico (vajillas, ornamentos, mobiliario real), tiaras, vestidos de gala, iluminación especial, etc., para mostrar hospitalidad y, en cierto modo, para reafirmar una narrativa de continuidad, tradición y reputación del Reino Unido ante un líder que valora ese tipo de gestos.
¿Por qué Reino Unido está apostando por este tipo de ceremonia?
El uso de una visita tan cargada de simbolismo no es solo para el espectáculo. Hay varias razones estratégicas detrás:
- Refuerzo de la relación bilateral en un contexto internacional complicado
El Reino Unido busca en Trump un aliado más predecible en ciertos asuntos internacionales: comercio, seguridad, relaciones exteriores, e incluso en posturas sobre conflictos globales, crisis energéticas y la postura frente a la agresión rusa en Ucrania. “Diplomacia de tiaras” sirve para establecer una atmósfera de respeto y deferencia que puede abrir puertas para conversaciones más suaves. - Negociaciones comerciales y barreras en aumento
En tiempos recientes, políticas “America First” han generado preocupación en Londres (y otras capitales) sobre barreras comerciales, aranceles, empleo de medidas regulatorias contra importaciones, etc. Una visita de Estado con todos los honores puede mejorar la posición diplomática del Reino Unido para negociar términos más favorables o minimizar restricciones. - Fortalecimiento del soft power británico
Aunque la monarquía británica no tiene poder político directo, sus ceremonias siguen siendo un poderoso instrumento simbólico que puede influir en percepciones internacionales, proyectar estabilidad, prestigio, cultura, tradición, valores compartidos. El despliegue real sirve como muestra de cómo el Reino Unido aún conserva esa faceta internacional que opera más allá de Parlamento o de gobierno. - Gestión doméstica de imagen
En Reino Unido también hay audiencias críticas sobre Trump. Montar una visita de Estado tan visible puede generar resistencia política, protestas, debates sobre ética, derechos humanos, etc. Pero también puede servir para mostrar gobernanza diplomática, que el gobierno sabe cómo manejar tensiones, que hay cordura institucional, lo que puede reforzar la imagen del primer ministro Keir Starmer.
Detalles prácticos del evento
Según las informaciones disponibles:
- Trump y la primera dama, Melania Trump, llegarán al Reino Unido entre el martes y miércoles (16-18 de septiembre de 2025), con ceremonias programadas en Windsor Castle.
- Después del recibimiento real, habrá un banquete de Estado en Windsor, el cual promete ser opulento, con vestimenta formal, decoraciones históricas, y la presencia de miembros de la realeza, gobierno, diplomáticos, invitados especiales.
- También se prevén desfiles, paseos en carruajes por los terrenos reales, guardias de honor, ceremonias militares, himnos nacionales, actividades protocolares que rememoran la historia compartida entre Reino Unido y EE.UU.
- No están exentos los aspectos de seguridad: la policía británica ha anunciado que se ha preparado para “todas las eventualidades” ante el gran perfil del evento, las posibles protestas, la presencia masiva de público, los requerimientos de protección de dignatarios de alto nivel. Áreas como Windsor y la residencia de Chequers estarán bajo medidas de seguridad reforzadas.
Reacciones y controversias que rodean la visita
La “diplomacia de tiaras” no ha estado exenta de críticas y preocupaciones:
- Protestas previstas: Grupos contrarios a Trump han organizado manifestaciones, especialmente en Londres, para denunciar sus políticas, retórica política, declaraciones controvertidas, e incluso relaciones internacionales polémicas.
- Debate sobre recursos públicos: Hay voces que objetan el uso de infraestructuras estatales, presupuesto público y esfuerzo logístico para una visita que algunos consideran “oficial” pero cuyo contenido político es cuestionable. ¿Se justifica tanto gasto en ceremonias si el impacto real diplomático no está garantizado?
- Preocupaciones sobre civilidad, discurso y derechos humanos: Dado que Trump es una figura polarizadora, algunas organizaciones y opositores advierten que la ceremonia podría ser percibida como respaldo implícito a ciertas políticas, lo que pone en tensión los valores democráticos del Reino Unido, la libertad de expresión, la inmigración, entre otros.
- Equilibrio político doméstico: El gobierno de Starmer debe manejar el acto con cuidado para no alienar a sectores del electorado que critican a Trump, ni dar la impresión de que Reino Unido se somete diplomáticamente; al mismo tiempo, intenta reforzar la cooperación internacional, algo que muchos votantes apoyan especialmente en un mundo inseguro.
Implicaciones diplomáticas de mayor envergadura
Al mirar más allá de los fuegos artificiales protocolarios, la visita tiene implicaciones con resonancias globales:
- Relaciones Reino Unido-Estados Unidos
Esta visita podría sentar precedentes: si bien EE.UU. ha sido un aliado estratégico, la relación se ha tensado en temas como comercio, clima, seguridad, alianzas militares, regulaciones tecnológicas. Un evento tan visible puede ayudar a suavizar fricciones, lanzar señales de acercamiento, o garantizar ciertos compromisos diplomáticos. - Ejemplo de diplomacia de prestigio en tiempos de polarización
En muchas partes del mundo, los símbolos importan aún: instituciones, historia, tradición. Esta visita será vista como una prueba de cuán útiles pueden ser aún los rituales para generar confianza, impresionar, consolidar alianzas, incluso cuando la política efectiva discute temas durísimos. - Presión internacional sobre las agendas globales
El Reino Unido buscará que se aproveche esta ocasión para que Trump reafirme apoyo en asuntos como Ucrania, decisiones conjuntas sobre defensa europea, cambio climático, comercio global. La visita podría usarse para reavivar compromisos diplomáticos que han estado en tensión o duda. - Percepción internacional
Los medios internacionales observarán cómo el Reino Unido maneja este evento: ¿como una imposición diplomática hacia EE.UU.? ¿como una demostración de independencia institucional? ¿como un acto meramente ceremonial y simbólico, sin contenido real? Eso afectará la imagen británica, su marca país, su liderazgo moral.
Esta visita de Estado de Donald Trump, bajo el reinado de Carlos III, ejemplifica cómo en la diplomacia contemporánea los gestos ceremonializados siguen teniendo peso estratégico. La monarquía británica, sin poder político directo, se convierte en instrumento de diplomacia cultural: una herramienta para abrir puertas, generar buena voluntad, suavizar tensiones y presentar al Reino Unido como país estable, con historia, con tradición, capaz de combinar modernidad con magnificencia.
Sin embargo, la belleza del protocolo no garantiza resultados. El riesgo está en que la “diplomacia de tiaras” se perciba como una fachada vacía si los compromisos diplomáticos, económicos o de política exterior que subyacen no se cumplen. La clave está en el equilibrio: solemnidad más sustancia, escenografía más acción concreta.
En ese sentido, el desempeño del gobierno de Starmer, el mensaje que Carlos III sugiera (aunque en el marco constitucional, con neutralidad institucional), pero también el comportamiento de Trump durante su estancia, serán factores decisivos para que esta visita sea recordada como un acto meramente ceremonial o como un punto de inflexión en las relaciones anglo-estadounidenses.
Fuente: www.ctvnews.ca
Foto: La razon