
THE LATIN VOX (17 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Donald Trump llega esta semana al Reino Unido con la misma reputación que lo persigue desde hace casi una década: la de ser el político más propenso a distorsionar la verdad en la historia reciente de Estados Unidos.
Channel 4 planea recibirlo con un especial televisivo titulado Trump v The Truth, donde emitirá “el carrete ininterrumpido más largo de falsedades y distorsiones jamás transmitido en televisión”: más de cien de sus declaraciones engañosas, desde las extravagantes mentiras sobre el precio de los huevos hasta teorías absurdas sobre supuestos millones de dólares destinados por Washington a comprar condones para Hamas.
Pero, en medio de tanta posverdad, hay que reconocer un detalle: no todo lo que dice Trump es falso. De vez en cuando, el presidente lanza frases que, por su crudeza, suenan más honestas de lo que uno esperaría.
“La gente inteligente no me quiere”
Hace apenas unos días, un video que circuló en redes sociales lo mostraba en una gala en uno de sus clubes de golf confesando a los asistentes: “La gente inteligente no me quiere, ¿saben? Y no les gusta lo que hablamos”. En un giro inusual, nadie pudo discutirle.
Candidaturas, negocios y la política como inversión
Trump también ha sido, en ocasiones, sorprendentemente transparente sobre la corrupción del sistema político estadounidense. Durante un debate de las primarias republicanas en 2015, admitió sin rodeos que utilizaba su dinero para influir en legisladores: “He dado dinero a mucha gente antes… y cuando necesito algo de ellos dos años después, los llamo. Están ahí para mí. Ese es un sistema roto”. Difícil encontrar un análisis más realista —aunque cínico— del poder del dinero en la política de Washington.
El alma, el cielo y Gaza convertida en resort
En otra aparición televisiva reciente, Trump incluso abordó el destino de su alma. En Fox & Friends declaró que busca poner fin a la guerra en Ucrania para que Dios “le guarde un lugar en el paraíso”. “Estoy oyendo que no me está yendo bien”, dijo, medio en broma, medio en serio. “Estoy en lo más bajo de la lista”. La veracidad sobre su posición en la fila celestial es imposible de comprobar, pero su reconocimiento de estar en problemas suena plausible.
Más perturbador fue su comentario sobre Gaza, donde insinuó que Estados Unidos debería apropiarse del territorio y transformarlo en un resort de lujo tras la devastación. Una mezcla de oportunismo económico y cinismo político que ha provocado indignación internacional.
Entre el sarcasmo y la realidad
Lo cierto es que Trump sigue oscilando entre la exageración, la mentira calculada y la brutal franqueza. Y tal vez ahí radique parte de su magnetismo político: en un mundo saturado de discursos medidos, sus comentarios —verdaderos o falsos— logran siempre capturar la atención.
Mientras Channel 4 exhibe su catálogo de distorsiones, cabe recordar que el problema no es solo la cantidad de mentiras, sino el modo en que, de vez en cuando, las pocas verdades que suelta Trump terminan siendo igual de inquietantes.
Crédito fotográfico: BBC News