
THE LATIN VOX (26 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Un nuevo capítulo de tensiones internacionales se abre esta semana mientras el Consejo de Seguridad de la ONU se dispone a votar este viernes sobre el llamado “snapback” de sanciones contra Irán.
La reimposición automática de medidas punitivas se ha convertido en casi inevitable, a pesar de los esfuerzos de última hora de Rusia e Irán por evitarla.
Según fuentes diplomáticas, Moscú propondrá formalmente una prórroga de seis meses para permitir más tiempo a la diplomacia. Sin embargo, se espera que esta moción fracase, como ocurrió en un intento previo en el que Rusia obtuvo solo cuatro votos, muy lejos de los nueve necesarios para bloquear el proceso.
Ofertas insuficientes desde Teherán
La determinación europea de avanzar con las sanciones se solidificó tras el fracaso de las conversaciones finales en la sede de la ONU en Nueva York.
Diplomáticos europeos señalaron que el viceministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, presentó una propuesta considerada insuficiente: permitir a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) el acceso limitado a solo uno de los sitios nucleares afectados por bombardeos, en lugar de la inspección completa exigida por Europa.
En un intento de ganar tiempo, Araghchi también prometió que Irán presentaría en 45 días un plan para manejar las 400 kg de uranio altamente enriquecido que posee, reduciendo el plazo anterior de 90 días. A cambio, Irán exigía la eliminación permanente de la amenaza de sanciones. Para los europeos, fue demasiado poco, demasiado tarde.
“En Teherán creyeron que no nos atreveríamos a activar el snapback, pero nunca ofrecieron nada serio”, afirmó un diplomático europeo. “Araghchi juzgó mal la situación”.
Críticas al OIEA y tensiones internas
El fracaso diplomático también ha puesto bajo escrutinio al director del OIEA, Rafael Grossi. Fuentes europeas lo acusan de haber pactado recientemente con Irán un acuerdo en El Cairo “sin contenido sustantivo”, lo cual habría permitido a Teherán ganar tiempo sin comprometerse seriamente. Según algunos diplomáticos, Grossi estaría actuando con cautela para preservar su imagen ante una eventual candidatura a Secretario General de la ONU.
Mientras tanto, dentro de Irán, las consecuencias políticas podrían ser profundas. La reimposición de sanciones podría fortalecer a los sectores más duros del Parlamento, que ya barajan medidas radicales como poner fin a toda cooperación con el OIEA o incluso abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), lo que expondría al país a mayores riesgos, incluyendo posibles ataques por parte de Israel.
El delicado equilibrio de Europa
Por su parte, Francia, Alemania y Reino Unido han sido acusados por Irán de ceder ante la presión de Estados Unidos, a pesar de que los europeos insisten en que su postura responde a la falta de voluntad iraní de comprometerse con transparencia. Algunos diplomáticos occidentales mantienen la esperanza de que el diálogo con Irán pueda reanudarse después del voto, pero reconocen que el ambiente se ha vuelto más hostil.
“Todavía creemos que la diplomacia es posible, pero el margen se ha reducido considerablemente”, señaló un negociador europeo.
¿Y ahora qué?
La votación del viernes marcará un punto de inflexión en el ya tenso equilibrio nuclear global. Si las sanciones se reimponen, Irán enfrentará un aislamiento internacional aún mayor y una presión económica renovada. La comunidad internacional observa con atención el desenlace, sabiendo que lo que está en juego no es solo el futuro del programa nuclear iraní, sino también la estabilidad del Medio Oriente y la credibilidad de los mecanismos multilaterales de no proliferación.
Crédito fotográfico: Al Arabiya