
THE LATIN VOX (29 de octubre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Más de 100,000 empleados federales presentarán su renuncia este martes, en lo que se perfila como la mayor salida laboral coordinada en la historia del gobierno de Estados Unidos.
El fenómeno es resultado del polémico programa de “renuncias diferidas” impulsado por la administración Trump, diseñado para reducir de manera drástica el tamaño del aparato federal.
La salida masiva ocurre en un momento crítico: el Congreso enfrenta la fecha límite para aprobar fondos y evitar un cierre del gobierno. Sin un acuerdo bipartidista, la Casa Blanca ya ha ordenado a las agencias federales que preparen planes de despidos a gran escala.
“Miedo e intimidación” en el ambiente laboral
Trabajadores que han decidido dejar sus cargos describen un clima de presión constante. “Los empleados federales se quedan por la misión.
Pero cuando esa misión se elimina, cuando nos convierten en chivos expiatorios, cuando la seguridad laboral desaparece y se nos arrebata hasta un mínimo equilibrio entre trabajo y vida personal, la única opción es marcharse”, afirmó un ex empleado de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
Los testimonios reflejan cómo, tras meses de incertidumbre, la fuerza laboral federal ha llegado a un punto de quiebre.
Una purga sin precedentes
El plan de renuncias diferidas, presentado inicialmente como una herramienta para “modernizar” la burocracia, ha derivado en una purga masiva que amenaza con paralizar servicios esenciales. Expertos en administración pública advierten que la salida simultánea de decenas de miles de trabajadores podría tener consecuencias inmediatas en áreas clave como la seguridad nacional, la salud pública y la respuesta ante desastres naturales.
Entre el cierre y el colapso
La coyuntura se complica aún más con la inminente fecha límite presupuestaria. De no alcanzarse un acuerdo en el Congreso, el país enfrentará un nuevo cierre del gobierno federal, situación que se vería agravada por la ola de renuncias.
Este martes será, en definitiva, una fecha crítica: marcará no solo la mayor renuncia masiva en la historia de Estados Unidos, sino también una prueba de fuego para la capacidad del país de sostener el funcionamiento de su gobierno en medio de turbulencias políticas y administrativas sin precedentes.
Crédito fotográfico: Yahoo News Canada