
THE LATIN VOX (2 de octubre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que los carteles de la droga que operan en el Caribe deben ser considerados “combatientes ilegales” y que el país se encuentra inmerso en un “conflicto armado no internacional”, según un memorando interno de la Casa Blanca citado por medios estadounidenses.
La declaración se produce tras los bombardeos realizados por el ejército estadounidense contra tres embarcaciones en el mar Caribe el mes pasado, que dejaron 17 muertos y generaron una ola de indignación en América Central y del Sur.
De acuerdo con fuentes del Pentágono, la notificación enviada al Congreso busca sustentar la legalidad de las acciones militares, enmarcándolas dentro de un conflicto sostenido contra grupos armados no estatales vinculados al narcotráfico.
El memorando sostiene que estos carteles constituyen una “amenaza armada contra Estados Unidos” y que sus operaciones de contrabando equivalen a “ataques armados”. La teoría legal que impulsa la administración Trump intenta ampliar los márgenes de la autodefensa y justificar futuras intervenciones militares en aguas caribeñas.
Escalada militar y presión sobre Venezuela
En los últimos meses, Washington ha reforzado su despliegue militar en la región, trasladando buques de guerra y personal a Puerto Rico, bajo el argumento de frenar el flujo de narcóticos hacia territorio estadounidense. Sin embargo, tanto legisladores demócratas como organizaciones de derechos humanos cuestionan la legitimidad de los ataques y alertan sobre el riesgo de convertir operaciones antidrogas en un conflicto militar abierto.
La medida también se enmarca en la creciente presión de la Casa Blanca sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Washington acusa desde hace años al mandatario venezolano y a miembros de su círculo cercano de dirigir el denominado Cartel de los Soles, así como de mantener vínculos con la banda criminal Tren de Aragua. No obstante, expertos en narcotráfico sostienen que la estructura del cartel es difusa y que no existen pruebas concluyentes de que Maduro controle directamente dichas operaciones.
Entre la “guerra contra las drogas” y la política regional
El Departamento de Justicia mantiene una acusación contra Maduro en un tribunal federal de Manhattan, donde ya un exjefe de inteligencia militar venezolano se declaró culpable por delitos de narcoterrorismo. A principios de este año, Washington aumentó la recompensa por la captura del presidente venezolano a 50 millones de dólares.
El gobierno estadounidense también ha designado como “organizaciones terroristas” a varios carteles mexicanos, al Tren de Aragua y a la propia red vinculada al Cartel de los Soles. Para críticos de la administración, estas etiquetas buscan tanto reforzar la narrativa de seguridad nacional como justificar medidas de deportación y operaciones militares extraterritoriales.
Un frente abierto con interrogantes
Aunque la Casa Blanca insiste en que las embarcaciones atacadas transportaban miembros del Tren de Aragua con drogas destinadas a Estados Unidos, no se ha presentado evidencia pública que sustente dicha acusación.
Además, analistas señalan que gran parte del fentanilo —droga que el gobierno de Trump cita como una de las principales amenazas— ingresa a EE.UU. a través de la frontera sur con México, y no por el Caribe.
La redefinición de los carteles como “combatientes ilegales” marca un giro en la estrategia antidrogas de Estados Unidos, con implicaciones potencialmente graves para la soberanía regional y el derecho internacional.
La comunidad internacional, en particular los países latinoamericanos, observa con creciente preocupación el rumbo que podrían tomar estas operaciones en una zona históricamente atravesada por tensiones entre seguridad, narcotráfico y política.
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