
THE LATIN VOX (9 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.
Tras una intensa y simbólica reunión en la Casa Blanca entre el presidente Donald Trump y el primer ministro canadiense Mark Carney, el sector automotriz canadiense sigue en el ojo del huracán. Si bien no hubo un acuerdo inmediato para eliminar todos los aranceles impuestos por EE. UU., Carney aseguró que ambos mandatarios encargaron negociaciones sectoriales, incluyendo el rubro automotriz, lo cual pone a esa industria como prioridad urgente en la disputa comercial bilateral.
La imposición estadounidense de tarifas del 25 % sobre automóviles y autopartes ha generado protestas e incertidumbre entre fabricantes canadienses que exportan hacia EE. UU., pues enfrenta la amenaza de que dichas exportaciones pierdan competitividad o sean trasladadas a otras jurisdicciones.
Durante su intervención en el Parlamento tras la reunión, Carney afirmó:
“Tuvimos una ‘meeting of minds’ respecto al futuro de acero, aluminio y también trabajaremos las modalidades de un acuerdo automotriz.”
“Ambos hemos instruido a nuestros equipos para que negocien acuerdos sectoriales en las próximas semanas.”
Sin embargo, esa voluntad declarada choca con advertencias de funcionarios estadounidenses como el secretario de Comercio Howard Lutnick, quien expresó que Canadá debería anticipar concesiones en el sector automotriz si desea cerrar un pacto comercial con EE. UU.
El conflicto automotriz en el marco de las tarifas: causas, efectos y tácticas
Origen del problema: tarifas estadounidenses y represalias canadienses
La escalada comenzó cuando la administración Trump impuso aranceles del 25 % a exportaciones canadienses no exentas, incluyendo vehículos y autopartes que no cumplen requisitos estrictos de origen en el marco del USMCA.
Canadá respondió con medidas retaliatorias: impuestos del 25 % sobre automóviles estadounidenses que no cumplen con el tratado comercial, aunque exonerando componentes esenciales para no desarticular las cadenas integradas de producción en Norteamérica.
La disputa se intensificó cuando Trump anunció que a partir del 1 de noviembre impondrá un arancel del 25 % sobre la importación de camiones medianos y pesados. Esa medida afecta directamente al comercio automotor entre Canadá y EE. UU.
Efectos en la industria canadiense del automóvil
- Presión sobre exportaciones: fabricantes canadienses, especialmente en Ontario, enfrentan mayores costos y riesgo de pérdida de mercados estadounidenses.
- Stop en producción: algunas plantas ya han anunciado paros temporales o ralentización ante la incertidumbre arancelaria.
- Pérdida de inversiones: empresas podrían postergar o reubicar inversiones hacia Estados Unidos o México, donde el riesgo arancelario percibido es menor.
- Tensiones políticas internas: Carney, que llegó al poder prometiendo firmeza frente a Trump, ahora enfrenta críticas de que su enfoque diplomático podría resultar demasiado conciliador si no consigue resultados tangibles.
Tensiones políticas: críticas y advertencias
En el Parlamento canadiense, Carney fue confrontado por su ex promesa electoral de “poner los codos” frente a Trump. Líderes de la oposición acusan que el primer ministro ha cedido demasiado ante Washington sin proteger suficientemente los intereses domésticos.
Por su parte, críticos norteamericanos han sugerido que Canadá podría terminar adoptando una política “U.S.-first” en el sector automotor si quiere mantener acceso preferencial al mercado estadounidense.
Además, la relación comercial entre Canadá y EE. UU. está siendo descrita por Carney como una nueva etapa más transaccional, en la que las reglas del juego deben redefinirse para evitar que Canadá quede en desventaja estructural.
Caminos adelante: qué escenarios están sobre la mesa
- Acuerdo automotriz parcial
Canadá y EE. UU. podrían pactar un acuerdo que alivie los aranceles en el sector automotriz, siempre que ciertas condiciones comerciales y de contenido local sean cumplidas. - Concesiones estratégicas canadienses
El gobierno canadiense podría aceptar algunas modificaciones o relajaciones normativas en autos para asegurar acceso al mercado estadounidense. - Escalada recíproca
Si no hay avances, Canadá podría aumentar los aranceles contra automóviles estadounidenses, desencadenando una retaliación comercial más amplia. - Diversificación de mercados y reestructura industrial
Canadá podría acelerar su pivote hacia otros mercados (Europa, Asia) y fortalecer su producción interna para depender menos de EE. UU.
La industria automotriz está en el corazón de la guerra comercial más inesperada entre dos socios tan cercanos como Canadá y EE. UU. La reunión Trump-Carney abrió una ventana para negociar, pero las declaraciones de funcionarios estadounidenses dejan claro que cualquier acuerdo vendrá con exigencias. El futuro de millones de empleos, el tejido industrial canadiense y la integridad del libre comercio en Norteamérica dependen ahora de cuánto conceda cada parte.
Fuente: www.theglobeandmail.com
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