
THE LATIN VOX (13 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.
Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y antiguo presidente del país, lanzó hoy una dura advertencia sobre las intenciones de Estados Unidos de suministrar misiles Tomahawk a Ucrania. Según Medvédev, ese movimiento “podría terminar mal para todos, sobre todo para Donald Trump”, en alusión al presidente estadounidense.
En sus declaraciones, el dirigente ruso subrayó un argumento técnico con una carga estratégica: dijo que una vez lanzado un Tomahawk, resulta prácticamente imposible distinguir si lleva una cabeza nuclear o convencional. Ese punto, dijo, genera una escalada latente de riesgo, pues “¿cómo debe responder Rusia?” planteó él mismo retóricamente.
El trasfondo inmediato de estas declaraciones es la posibilidad de que EE. UU. entregue misiles de largo alcance a Ucrania, una proposición que el exmandatario ruso considera extremadamente peligrosa por las implicaciones militares y diplomáticas que puede tener.
Contexto: la guerra Rusia-Ucrania y la opción Tomahawk
La guerra entre Rusia y Ucrania, que comenzó en 2022 con la invasión rusa del territorio ucraniano, ha sido escenario de múltiples etapas: ofensivas, contraofensivas, negociaciones incumplidas e intensos ataques con misiles, drones y artillería pesada. En los últimos meses, el debate por armar a Ucrania con sistemas de largo alcance ha escalado en importancia para la estrategia ucraniana, que busca recuperar territorios ocupados y proyectar capacidad más allá de sus fronteras inmediatas.
Uno de los instrumentos más avanzados en ese contexto es el misil de crucero Tomahawk, con un alcance que lo hace capaz de atacar objetivos en territorio ruso desde posiciones ucranianas. La posibilidad de su uso ha generado gran preocupación en Moscú, que percibe ese tipo de armas como una potencial forma de agresión directa, incluso si el uso declarado fuese contra objetivos militares.
El presidente Donald Trump ha insinuado que EE. UU. podría suministrar esos misiles a Ucrania si Rusia no acepta negociar un cese del conflicto. Trump ha dicho que “podría hacerlo”, aunque no ha confirmado una decisión definitiva.
Reacción de Rusia: advertencias y escalada diplomática
Medvédev no fue el único ruso en manifestarse con vehemencia ante la posibilidad del suministro. Desde el Kremlin, el portavoz Dmitri Peskov también advirtió que la entrega de Tomahawks implica inevitablemente participación técnica de EE. UU. en su manejo, lo que, según Moscú, convierte al hecho en un acto de escalada militar.
Peskov sostuvo además que cualquier lanzamiento de misiles de ese tipo obliga a Rusia a preguntarse: “¿qué está volando hacia nosotros? ¿es nuclear o convencional?” una pregunta planteada para enfatizar el alto riesgo de error o reacción desmedida.
Por su parte, Putin ya había advertido que el envío de misiles Tomahawk rebasaría los límites establecidos y dañaría las relaciones entre EE. UU. y Rusia.
Varios analistas han interpretado estas declaraciones como parte de una estrategia de intimidación o “control reflexivo” por parte de Rusia, con el objetivo de disuadir a Occidente de dar ese paso tan crítico.
Postura ucraniana y condiciones de uso
Desde Ucrania, su presidente Volodímir Zelenski ha respondido que, de recibir los Tomahawk, serían utilizados únicamente contra objetivos militares, no contra población civil. Esta afirmación busca mostrar un uso responsable y evitar que Rusia argumente que el suministro constituye una agresión indiscriminada o terrorista.
No obstante, incluso si Ucrania restringiera su uso, la mera posesión o lanzamiento de misiles con tal alcance representaría un salto estratégico en su capacidad ofensiva. Eso convierte la situación en un escenario de alto riesgo geoestratégico.
Riesgos de escalada y posibles escenarios
Las advertencias de Medvédev y del Kremlin apuntan a una hipótesis de escalada que muchos observadores califican como plausible:
- Confusión entre misiles convencionales y nucleares: el argumento técnico de Moscú es que no habría manera de distinguir rápidamente el tipo de carga de un Tomahawk en vuelo, lo cual podría provocar una decisión precipitada de respuesta nuclear.
- Crossfire diplomático: si EE. UU. participa técnicamente en el lanzamiento o el apoyo operativo a los misiles, Rusia lo podría interpretar como un acto de guerra directa, lo que reconfiguraría la percepción internacional del conflicto.
- Reacción militar rusa: Moscú podría responder con ataques más agresivos, ampliación del frente bélico o incluso medidas fuera de Ucrania, como en la esfera diplomática o económica.
- División entre aliados occidentales: algunos países europeos podrían dudar en apoyar un paso tan escalado, por miedo a las repercusiones.
- Presión interna en EE. UU. y en Rusia: las decisiones que se tomen tendrán consecuencias políticas domésticas fuertes en cada país.
El riesgo es que un conflicto focalizado se transforme en confrontación directa entre grandes potencias si no se maneja con extremo cuidado.
Importancia global e implicaciones para América Latina
Aunque este debate parece lejano a América Latina, sus efectos pueden sentirse:
- Los equilibrios en la Guerra de Ucrania repercuten en la seguridad global, la postura de potencias emergentes y las alianzas militares.
- América Latina, al tener relaciones diplomáticas con Rusia, EE. UU. y, en algunos casos, con Ucrania, podría verse impactada en su postura geopolítica, comercio, sanciones o alianzas internacionales.
- El uso potencial de misiles con alcance estratégico trasciende el conflicto local: pone en juego las normas del derecho internacional, el control de armas y el límite entre asistencia militar y participación directa.
Fuente: /www.cbc.ca
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