THE LATIN VOX (15 de octubre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una medida que ha generado sorpresa y preocupación en círculos diplomáticos y de derechos humanos, el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció este martes la revocación de seis visas a ciudadanos extranjeros por comentarios en redes sociales considerados “celebraciones del asesinato” del activista ultraderechista Charlie Kirk.
La decisión, justificada por la administración de Donald Trump bajo el argumento de que el país “no tiene obligación de acoger a quienes desean la muerte de estadounidenses”, ha sido interpretada por muchos como una nueva ofensiva contra la libertad de expresión, especialmente en el ámbito digital.
“El Departamento de Estado continuará identificando a los titulares de visas que celebraron el atroz asesinato de Charlie Kirk”, se lee en un comunicado publicado en X (antes Twitter).
Una lista pública y polémica
La publicación oficial incluyó capturas de pantalla y citas de usuarios extranjeros de Argentina, Brasil, Alemania, México, Paraguay y Sudáfrica, sin revelar sus nombres completos, aunque en algunos casos fue posible identificar a los autores. Uno de los mensajes decía: “Charlie Kirk no será recordado como un héroe. Fue utilizado para fabricar un movimiento de basura nacionalista blanca.”
El hilo terminó con un mensaje contundente: “El presidente Trump y el secretario de Estado Marco Rubio defenderán nuestras fronteras, nuestra cultura y nuestros ciudadanos”. Los extranjeros que abusen de la hospitalidad estadounidense celebrando el asesinato de nuestros ciudadanos serán expulsados.”
“Caza digital” y control de la disidencia
Esta acción no es aislada. En los últimos meses, la administración Trump ha emprendido una campaña sistemática de vigilancia sobre las redes sociales de extranjeros con visas o solicitudes pendientes. Según fuentes del propio Departamento de Estado, más de 55 millones de titulares de visas podrían ser revisados “para garantizar que cumplan los estándares estadounidenses”.
El vicesecretario de Estado, Christopher Landau, había alentado públicamente a los usuarios de redes a denunciar publicaciones críticas con Kirk, declarando estar “disgustado” por los mensajes que “racionalizaban o trivializaban” su asesinato.
Reacciones internacionales
Diversos gobiernos y organizaciones de derechos civiles han condenado la medida, considerándola una forma de represalia ideológica. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) advirtió que “la libertad de expresión no debe depender de la nacionalidad del hablante ni de la sensibilidad política del gobierno de turno”.
Entre los precedentes recientes destacan la expulsión del embajador de Sudáfrica en Washington por comentarios críticos hacia Trump, la revocación de la visa del presidente palestino Mahmud Abbas para asistir a la ONU y la cancelación del permiso de entrada del dúo británico Bob Vylan, conocido por sus letras de denuncia social.
Libertad bajo vigilancia
Para analistas, esta política marca un nuevo punto de inflexión en la relación entre seguridad nacional y libertades individuales en Estados Unidos. El requisito impuesto a los visitantes de hacer públicas sus cuentas en redes sociales —condición vigente desde hace meses— está generando un clima de autocensura y temor entre estudiantes, artistas y académicos extranjeros.
“Lo que estamos viendo es un uso político de la política migratoria para moldear el discurso global sobre Estados Unidos”, señala la profesora Amanda Keller, experta en derecho internacional en la Universidad de Georgetown. “Es una forma de exportar la censura bajo el disfraz de la soberanía.”
Mientras tanto, el mensaje de la Casa Blanca parece claro: la lealtad ideológica se ha convertido en un requisito tácito para pisar suelo estadounidense.
Crédito fotográfico: Hindustan Times