
THE LATIN VOX (18 de octubre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Lo que comenzó como una protesta pacífica frente al centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Broadview, en el área metropolitana de Chicago, terminó el viernes en un violento enfrentamiento entre manifestantes y la policía estatal de Illinois.
Al menos 15 personas fueron detenidas tras varios forcejeos y choques físicos que quedaron registrados en numerosos videos difundidos en redes sociales.
Las autoridades habían ordenado a los manifestantes permanecer dentro de las llamadas “zonas de protesta”, pero la tensión escaló cuando agentes antidisturbios con cascos y porras avanzaron para despejar la vía pública.
Según el Chicago Tribune, el enfrentamiento comenzó poco después de las 8 de la mañana, cuando el grupo de manifestantes intentó acercarse al edificio. En cuestión de minutos, los agentes empujaron y arrastraron a varios participantes mientras otros coreaban: “¿A quién protegen?”, una consigna que se repitió a lo largo del día.
Entre los participantes se encontraba Kat Abughazaleh, candidata al Congreso, quien denunció haber recibido un golpe de porra en el rostro y presenció cómo una mujer era empujada al suelo. “Hablar de una ‘zona de libertad de expresión’ implica que en el resto del país no existe la libertad de expresión”, declaró a la agencia AP, expresando su frustración por las crecientes restricciones al derecho de protesta.
La policía estatal informó que los detenidos, de entre 23 y 44 años, enfrentan cargos por resistencia, obstrucción o desobediencia a la autoridad. Algunos manifestantes permanecieron en el lugar después del toque de queda de las 6 de la tarde, lo que llevó a las autoridades a reubicarlos en la acera pública frente al centro de detención, según reportó WGN-TV.
Un foco creciente de tensión
El centro de Broadview se ha convertido en un símbolo de la creciente confrontación entre la comunidad local, las autoridades estatales y las fuerzas federales de inmigración. En semanas recientes, agentes federales han empleado gas lacrimógeno y proyectiles químicos contra manifestantes y periodistas.
Las autoridades locales enfrentan el reto de controlar concentraciones que, cada viernes y domingo, reúnen a cientos de personas en protesta contra las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump.
La alcaldesa de Broadview, Katrina Thompson, denunció públicamente el comportamiento de los agentes federales y comparó la situación con la represión en regímenes autoritarios. “Esto no es la Rusia de Putin”, declaró, instando a los responsables federales a cooperar con las investigaciones abiertas sobre el uso de la fuerza.
Thompson impuso recientemente nuevas restricciones, limitando las protestas a horarios específicos —de 9 de la mañana a 6 de la tarde— y reduciendo el tamaño del área permitida para manifestaciones, alegando que las concentraciones anteriores “se salieron de control” y afectaron la vida cotidiana de los 8.000 habitantes de la localidad.
Un cambio bajo vigilancia judicial
El enfrentamiento del viernes ocurrió apenas un día después de que un tribunal federal ordenara que todos los agentes federales desplegados en Illinois llevaran cámaras corporales durante las operaciones migratorias, tras varios incidentes en los que se usaron pelotas de pimienta y gases contra civiles.
El gobernador de Illinois, JB Pritzker, celebró la medida y criticó duramente el uso excesivo de la fuerza. “No hay justificación para lanzar gas lacrimógeno contra personas que ejercen su derecho a protestar”, dijo. “El juez actuó correctamente al exigir cámaras corporales, porque los agentes federales mienten sobre lo que ocurre”.
Desde que la administración Trump reforzó la presencia de fuerzas federales en Chicago —bajo el argumento falso de un aumento del crimen—, los informes sobre redadas agresivas de ICE se han multiplicado. Vecinos han denunciado sobrevuelos de helicópteros y operativos nocturnos en zonas residenciales.
El episodio de Broadview resume una fractura creciente en Estados Unidos: la disputa entre quienes reclaman el derecho a protestar contra las políticas migratorias y un aparato estatal que, en nombre del orden, recurre cada vez con mayor frecuencia a la fuerza.
Crédito fotográfico: Block Club Chicago