
THE LATIN VOX (18 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.
La conversación sobre la entrega de misiles Tomahawk estadounidenses a Ucrania arma de largo alcance que podría cambiar el equilibrio militar sigue estancada, lo que ha generado una mezcla de decepción, expectativa y tensión diplomática en Kiev. Aunque hace semanas parecían acercarse acuerdos preliminares, la postura de los Estados Unidos ha dado un giro, y Ucrania enfrenta hoy un nuevo escenario de espera.
Mientras tanto, los ucranianos en el terreno subrayan lo que consideran una contradicción entre la necesidad urgente de recursos militares avanzados y la cautela de su principal aliado occidental. El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, consciente del horizonte complicado, admitió una visión “realista” sobre la entrega de estos sistemas.
¿Por qué los Tomahawk son tan relevantes para Ucrania?
El misil Tomahawk, ampliamente utilizado por la Marina de los EE. UU., posee una autonomía que puede superar los 1.600-2.500 kilómetros, dependiendo de la variante, lo que permitiría a Ucrania en teoría alcanzar objetivos profundamente ubicados en territorio ruso.
En Kiev se considera que la mera posesión o la credibilidad de tener este tipo de armas podría servir como palanca de negociación frente a Moscú. “Creemos que podrían cambiar el juego y forzar al presidente Vladímir Putin a la mesa de negociaciones”, explicó un militar ucraniano citado por la prensa.
Sin embargo, la realidad técnica y política presentaría obstáculos considerables:
- Ucrania carece de plataformas navales estadounidenses desde las cuales normalmente se lanzan los Tomahawk, lo que plantea serias preguntas sobre su operatividad.
- Para los EE. UU., entregar esta clase de misil supone entrar en una zona de escalada militar directa con Rusia, lo cual genera reticencias.
El pulso diplomático: de señales optimistas a cautela renovada
A inicios de octubre, el presidente Donald Trump dejó entrever que podría autorizar el envío de Tomahawk a Ucrania, si se definían los objetivos, condiciones y se evaluaba el riesgo de escalada.
Pero justo cuando Ucrania esperaba un anuncio, Trump dio un giro. En una reunión con Zelenskyy en la Casa Blanca, mantenida pocos días antes de la fecha, el mandatario estadounidense dijo que «espera que la guerra pueda terminar sin tener que pensar en los Tomahawk».
Ese cambio de tono generó frustración en Kiev, donde muchos sienten que la discusión sobre los Tomahawk se ha convertido en una herramienta de negociación más que en una decisión concreta. Uno de los soldados entrevistados dijo: “Supongo que fue sólo un juego… Pero nosotros sí los necesitaríamos para acabar con esta guerra”.
Las reacciones en Ucrania: entre decepción y determinación
En los barrios de Kyiv, la conversación difiere poco del ambiente oficial: ciudadanos, soldados y familiares de víctimas del conflicto reconocen que la esperanza se diluye, pero no la resiliencia. “Estamos en guerra desde hace más de tres años, sólo queremos paz”, comentó una psicóloga local.
El hecho de que el principal aliado de Ucrania ponga condiciones o parezca recular en la promesa de misiles avanzados refuerza el sentimiento de que deberán afrontar el conflicto con menos apoyo del que esperaban, lo cual multiplica la presión sobre el frente interno, el frente diplomático y el militar.
Riesgos y consecuencias del estancamiento
- Militar: Sin armas de largo alcance, Ucrania mantiene ventaja en defensa, pero limita su capacidad ofensiva profunda, lo que refuerza el estancamiento del conflicto.
- Diplomático: La credibilidad de Ucrania frente a sus aliados puede verse erosionada si las promesas de apoyo no se traducen en entregas efectivas.
- Estratégico: Para Rusia, la ausencia de los Tomahawk reduce el riesgo de enfrentar ataques de largo alcance contra su territorio, lo que le permite mantener la iniciativa en ciertas zonas.
- Tensión con EE. UU.: Elegir no entregar (o demorar) los misiles puede interpretarse en Kiev como una señal de prioridades estadounidenses distintas o de presión para acordar antes del cambio de administración, lo que añade una capa de incertidumbre.
¿Qué podría ocurrir a partir de ahora?
- Entrega condicionada: EE. UU. podría aprobar finalmente los Tomahawk, pero con condiciones firmes: objetivos definidos, uso limitado, garantías de no escalada. Esto implicaría entrenamiento, infraestructura y tiempo.
- Bloqueo permanente: Se mantiene la negativa o el aplazamiento indefinido, lo que obligaría a Ucrania a replantear su estrategia militar y a depender de armas de menor alcance.
- Acuerdo político temprano: EE. UU. y Rusia podrían alcanzar algún tipo de negociación o acuerdo de alto el fuego que haga innecesario el envío de las armas —aunque esta opción parece menos probable desde la perspectiva de Kiev.
La posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania se ha convertido en un símbolo de las dinámicas cambiantes de la guerra: promesas de apoyo rápido, realpolitik, escaladas estratégicas y factores técnicos que ralentizan la acción. Para Ucrania, la demora no es solo cuestión de frustración: es cuestión de supervivencia.
Y para el sistema internacional, la pregunta que queda es si la asistencia militar de largo alcance será finalmente la palanca que dispare un nuevo capítulo del conflicto, o simplemente una pieza más en la negociación diplomática de una guerra que parece interminable.
Fuente: www.euronews.com
Fotos: Google fotos