Coca-Cola, Pepsi y Dr Pepper detrás de una red republicana contra las políticas nutricionales de EE.UU.

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THE LATIN VOX (19 de octubre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

Una investigación del diario inglés The Guardian, en colaboración con el observatorio ambiental Fieldnotes, ha revelado una campaña coordinada en Estados Unidos que mezcla política, poder corporativo y manipulación digital: las grandes empresas de refrescos y alimentos ultraprocesados están financiando una red de estrategas republicanos, encuestadores y “influencers anti-woke” para enfrentar al movimiento “Make America Great Again” (Maga) de Donald Trump con la nueva cruzada “Make America Healthy Again” (Maha) liderada por Robert F. Kennedy Jr.

Detrás de este pulso ideológico no hay únicamente diferencias sobre nutrición o libertad individual. Hay miles de millones de dólares en juego para corporaciones como Coca-Cola, PepsiCo, Keurig Dr Pepper, Kraft Heinz, Mondelēz o Nestlé, que ven en las iniciativas de Kennedy una amenaza directa a su modelo de negocio.

Una alianza de sombras

El eje de esta ofensiva está en la American Beverage Association (ABA) y la Consumer Brands Association, dos de los grupos de presión más poderosos de Washington. Según documentos obtenidos por el diario inglés The Guardian, estas organizaciones contrataron a encuestadores y estrategas vinculados al Partido Republicano para fabricar una narrativa según la cual las propuestas de Kennedy –que buscan prohibir colorantes derivados del petróleo en las escuelas y limitar el uso de cupones de alimentos (SNAP) para comprar refrescos– serían un ataque “elitista” contra la clase trabajadora trumpista.

Las empresas intentan así transformar un debate sobre salud pública en una batalla cultural. Un memorando interno del lobby de bebidas, filtrado a la prensa, lo dice sin rodeos: “Apoyar las restricciones al SNAP traicionaría la promesa hecha a los votantes de Trump de no dejarlos atrás”.

Encuestas a medida y noticias falsas

La estrategia combina encuestas financiadas por la industria, medios aparentemente independientes y campañas de desinformación digital.

Una de las piezas clave es Public Opinion Strategies, dirigida por el veterano encuestador republicano Glen Bolger, cuya firma recibió casi dos millones de dólares de la ABA en 2023. Sus sondeos fueron difundidos por Center Square, un medio identificado por la Universidad de Columbia como “pink slime”: contenido partidista disfrazado de periodismo neutral.

Otros actores, como la enigmática Tyson Group y su matriz P2 Public Affairs, repitieron el patrón: producir estudios favorables, convertirlos en titulares y usarlos como “prueba” ante legisladores estatales para bloquear leyes inspiradas en el movimiento Maha.

Influencers, “libertad” y Diet Coke

Mientras los cabilderos presionaban en los pasillos del Capitolio, un frente digital amplificaba el mensaje. La organización fachada Americans for Food and Beverage Choice, dirigida por ejecutivos de la propia ABA, lanzó una campaña en redes sociales en al menos nueve estados.

En paralelo, una agencia llamada Influenceable LLC pagó a influyentes afines a Trump para difundir mensajes contra las regulaciones nutricionales. Los guiones, filtrados posteriormente, insistían en que “el Gobierno no debe decirle a la gente qué beber” y recordaban con sorna que “el propio presidente Trump tiene un botón de Diet Coke en el Despacho Oval”.

El escándalo estalló cuando varios de esos “influencers” admitieron haber cobrado por publicar los mensajes sin declararlo. “Fue un error estúpido”, escribió uno de ellos tras borrar su tuit.

El laboratorio político de las gaseosas

Aunque la campaña ha frenado algunas iniciativas en el Congreso, varios estados han logrado avanzar por su cuenta. Utah, Arkansas y otros han aprobado leyes que restringen el uso de colorantes o el gasto de SNAP en refrescos.

La diputada republicana Kristen Chevrier, promotora de esas medidas en Utah, relató cómo los cabilderos la presionaron sin éxito: “Solo hablaban de las pérdidas que tendrían si la gente dejaba de comprar soda con dinero público. Les dije: “¿Se dan cuenta de que están más preocupados por sus ganancias que por la salud de los vulnerables?”

El futuro del conflicto

El enfrentamiento entre Maha y Maga ha abierto un nuevo frente en la política estadounidense, donde la salud pública se cruza con la identidad partidista. Para la industria de las bebidas, el objetivo es claro: evitar que el discurso de una alimentación saludable se convierta en una causa transversal que trascienda las líneas ideológicas.

En palabras de un asesor republicano consultado por The Guardian: “Si los votantes de Trump empiezan a apoyar la idea de que el Estado debe protegerlos del azúcar y los ultraprocesados, el negocio entero se tambalea.”

Por ahora, la batalla continúa. En los pasillos del poder, en los algoritmos de las redes y, sobre todo, en las mesas donde millones de estadounidenses siguen abriendo una lata de soda sin saber que están en el centro de una guerra política por su salud… y su voto.

Fuente: The Guardian (UK)

Crédito fotográfico: Denismart | Dreamstime.com


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