Canadá y Estados Unidos vivían un desacuerdo comercial profundo antes del polémico anuncio de Ontario

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THE LATIN VOX (29 de octubre del 2025).- Por Daniela Medina.

Las relaciones comerciales bilateral entre Canadá y Estados Unidos se han deteriorado silenciosamente durante meses, y el reciente anuncio televisivo pagado por la provincia de Ontario que utilizó un discurso de Ronald Reagan para criticar los aranceles estadounidenses no fue tanto el inicio de la crisis como la chispa que detonó una tensión ya avanzada. Según funcionarios estadounidense­s, las negociaciones comerciales “ya se estaban estancando” antes del anuncio; en cambio, desde Ottawa aseguran que estaban “muy cerca de un acuerdo”. El desencuentro expone una brecha creciente en las expectativas, mecanismos de negociación y horizontes estratégicos de ambos países.

Claves del conflicto

1. Un anuncio que hizo estallar la acción

El 16 de octubre de 2025, la provincia de Ontario emitió un anuncio pagado de aproximadamente 75 millones de dólares canadienses, dirigido al público estadounidense, que citaba fragmentos del discurso radiofónico de Ronald Reagan de 1987: “Cuando alguien dice «vamos a imponer aranceles», parece que protege empleos estadounidenses… pero al cabo de un tiempo perjudica al trabajador y consumidor estadounidense”.
El presidente Donald Trump reaccionó airadamente, calificó la campaña de “fraudulenta” y anunció que “se terminaban” las negociaciones comerciales con Canadá.
La Casa Blanca, no obstante, advirtió que ese anuncio fue solo “la gota que colmó el vaso”, ya que las conversaciones llevaban semanas sin progresar.

2. Visiones divergentes de la negociación

  • Desde Washington se acusa a Canadá de dilatar las gestiones, solicitar concesiones excesivas (como exenciones a aranceles de acero y aluminio) y de carecer de la urgencia que EE. UU. exige. Un alto funcionario lo resumió así: “Aquí seguimos hablando, mientras con Japón y la UE ya se firmaban acuerdos”.
  • En Ottawa, el primer ministro Mark Carney aseguró que Canadá había logrado avances sustanciales en los borradores de sectores como acero, aluminio y energía, y que esperaban cerrar pronto. “Hicimos progresos significativos”, declaró.

3. Una crisis de fondo comercial e industrial

El desencuentro se da en un contexto más amplio: para Canadá, EE. UU. representa cerca del 75 % de sus exportaciones, lo que lo convierte en un socio crucial pero también en una fuente de vulnerabilidad.
Por su parte, EE. UU. reclama que el desequilibrio comercial y las exenciones canadienses generan una desventaja para la industria norteamericana. El contraste entre ambas posiciones refleja no solo un tema puntual de negociaciones, sino un dilema estructural de la economía canadiense frente a su vecino.

Sectores industriales y aranceles en juego

  • Los aranceles estadounidenses afectan a los sectores de aluminio, acero, madera contrachapada, vehículos y autopartes, todos ellos con un alto grado de interdependencia entre los dos países.
  • La provincia de Ontario, afectada por las tensiones arancelarias en la industria automotriz y manufacturera, es una de las más expuestas al impacto del conflicto.
  • El anuncio de Ontario, aunque provincial, puso al descubierto que las disputas comerciales pueden trascender el ámbito federal y provincial, y que la publicidad también se ha convertido en un arma de negociación internacional.

Consecuencias diplomáticas y económicas inmediatas

  • Washington suspendió formalmente las conversaciones sobre comercio con Canadá, lo cual crea un vacío de ruta diplomática y negociadora entre dos de las economías más integradas del mundo.
  • En Canadá, la situación renueva la urgencia de diversificar exportaciones hacia Asia-Pacífico y reducir la dependencia de EE. UU., estrategia que ya estaba en evaluación antes de la ruptura.
  • Las industrias canadienses, sobre todo las exportadoras, enfrentan mayor incertidumbre: sin un marco negociado fluido, las decisiones de inversión pueden retrasarse y el riesgo de aranceles adicionales crecer.
  • Políticamente, la crisis afecta la credibilidad del gobierno de Carney, que debe manejar simultáneamente la tensión interna (provincias, sindicatos, industria) y el frente internacional.

¿Qué expectativas existen hacia adelante?

  1. Negociaciones en tierra de nadie: Canadá mantiene que está listo para retomar las conversaciones “cuando EE. UU. lo esté”, pero sin mover la agenda que considera legítima.
  2. Escalada comercial: Si EE. UU. decide imponer un arancel adicional del 10 % sobre productos canadienses (como ya lo insinuó Trump), el daño podría ampliarse.
  3. Diversificación forzada: Canadá podría acelerar la apertura hacia Asia, Europa y América Latina como contrapeso estratégico; esto transformaría su modelo comercial histórico.
  4. Repercusiones internas canadienses: El uso de una campaña provincial para influir en EE. UU. profundiza las tensiones federal-provinciales y cuestiona la coherencia de la política comercial canadiense.

La crisis comercial entre Canadá y EE. UU., lejos de ser un enfrentamiento pasajero por un anuncio publicitario, revela divergencias profundas en la forma, el fondo y el equilibrio de poder en la relación bilateral. Mientras Estados Unidos reclama rapidez, concesión y control, Canadá exige reciprocidad, respeto a sus industrias y un diálogo equilibrado.
El anuncio de Ontario puso el foco en el conflicto, pero el problema es más estructural: ¿puede Canadá conservar su independencia económica cuando su mercado principal es su vecino del sur? ¿Y puede EE. UU. mantener su política industrial mientras exige sumisión comercial?
Lo que está en juego no es solo un anuncio, ni un acuerdo pendiente: es el futuro del comercio de Norteamérica y la capacidad de Canadá para redefinir su papel en un mundo que cambia.

Fuente: www.politico.com

Foto: Google fotos


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