THE LATIN VOX (17 de noviembre de 2025).- Daniela Medina.
En un giro sorprendente en su retórica hacia Venezuela, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró este domingo que “podría haber discusiones” con el mandatario venezolano Nicolás Maduro, argumentando que, según él, “Venezuela quiere hablar”. Sus palabras llegan en un momento de alta tensión, con un despliegue militar estadounidense en el Caribe y medidas cada vez más agresivas contra lo que Washington acusa de “narco-terrorismo”.
Lo que dijo Trump y el contexto de sus declaraciones
Desde el Aeropuerto Internacional de Palm Beach (Florida), Trump respondió a la prensa:
“Podríamos tener algunas discusiones con Maduro, y veremos cómo resulta eso. Ellos quisieran hablar”.
Agregó: “Yo hablo con cualquiera, veremos qué pasa”, reconociendo su disposición a negociar, aunque sin dar detalles sobre cuándo o cómo podrían producirse esas conversaciones.
El presidente estadounidense insistió en que es el gobierno de Maduro quien ha mostrado interés en el diálogo, pero admitió que él no sabe aún “de qué se trata exactamente”.
Escenario militar: mayor presión estadounidense
Las declaraciones de Trump se producen en paralelo a un importante movimiento militar de Estados Unidos en la región. Según medios, el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más avanzado de la flota estadounidense, ha llegado al Caribe, acompañado de otros buques de guerra.
Al mismo tiempo, fuentes vinculadas a la administración Trump informan que el Departamento de Estado planea designar al Cártel de los Soles como Organización Terrorista Extranjera (FTO, por sus siglas en inglés), una decisión que podría dar marco legal para acciones más agresivas contra activos vinculados al régimen de Maduro.
Trump ha reconocido que esa designación “nos permite” atacar algunos bienes o infraestructura en Venezuela, aunque aclaró que no ha afirmado que lo vaya a hacer de inmediato: “podríamos discutir (con Venezuela)”, dijo.
Interpretaciones políticas: ¿diálogo o estrategia?
Los analistas ven este anuncio como parte de una estrategia compleja: por un lado, Trump está reforzando la presión militar y diplomática sobre Venezuela; por otro, abre una puerta al diálogo que podría servir para desescalar o negociar concesiones.
Algunos observadores sostienen que esta doble vía (militar + diplomática) podría ser una maniobra para ganar flexibilidad estratégica: al amenazar con acciones más duras, al mismo tiempo prepara el escenario para un eventual compromiso con Maduro si las condiciones son favorables para EE.UU.
Desde el punto de vista de Caracas, la propuesta de dialogar podría interpretarse como un reconocimiento pragmático de la presión externa, aunque Maduro y su Gobierno han rechazado en varias ocasiones acusaciones de colaborar con narcotráfico y han denunciado planes estadounidenses de desestabilización.
Riesgos y desafíos de cualquier negociación
- Credibilidad mutua: El historial de hostilidad entre ambos gobiernos hace que cualquier diálogo sea frágil. La pregunta es si la voluntad de “hablar” se traduce en propuestas concretas y vinculantes.
- Condiciones del diálogo: No está claro qué exigiría Trump a cambio de las conversaciones —¿reducción del poder de Maduro, apertura energética, cambios en política migratoria?— ni qué estaría dispuesto a ceder el régimen venezolano.
- Presión internacional: Cualquier pacto o acuerdo será observado por actores como Rusia, China o Irán, que tienen interés en el destino político y económico de Venezuela.
- Respuesta en Venezuela: En Caracas, el régimen podría usar el diálogo para ganar tiempo, legitimar su posición o incluso proyectar una imagen más moderada, sin necesariamente comprometer su poder interno.
- Reacción en EE.UU.: En la política estadounidense, un acercamiento con Maduro podría generar críticas de quienes ven al venezolano como un enemigo ideológico; incluso aliados de Trump podrían desconfiar de un posible “acuerdo blando”.
Implicaciones regionales y globales
Seguridad marítima y energética: Las rutas marítimas en el Caribe podrían adquirir mayor protagonismo, especialmente si EE.UU. busca asegurar vías para controlar flujos de drogas o intereses estratégicos vinculados al petróleo venezolano.
Geopolítica latinoamericana: Si se concreta un diálogo, podría cambiar la dinámica entre Estados Unidos y América Latina, especialmente en la relación con países aliados de Venezuela o críticos del intervencionismo.
Estado del narco-terrorismo: La designación del Cártel de los Soles como organización terrorista apunta a un enfoque cada vez más agresivo de EE.UU. en la región; negociar con Maduro podría ser parte de una estrategia híbrida: militar y diplomática.
Legitimidad internacional: Para Maduro, hablar con Trump podría generar un reconocimiento implícito que fortalezca su posición tanto dentro como afuera de Venezuela.
Trump ha abierto una puerta inesperada al diálogo con Maduro en un momento de fuerte tensión militar. Sus declaraciones –“podríamos tener algunas discusiones”– llegan en un contexto donde Estados Unidos intensifica su presión en el Caribe, al mismo tiempo que prepara acciones legales contra organizaciones que vincula con el régimen venezolano.
La dualidad de su estrategia amenaza militar y apertura diplomática plantea un escenario lleno de interrogantes: ¿será un diálogo real, una señal táctica o una forma de ganar ventaja estratégica? La decisión de entablar conversaciones con Maduro no solo podría redefinir la relación entre ambos países, sino también alterar las dinámicas políticas y geopolíticas en América Latina.
Las próximas semanas serán decisivas para saber si este ofrecimiento de diálogo se convierte en un proceso tangible o en un movimiento retórico más dentro de un juego de poder global.
Fuente: www.reuters.com
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