Videos cortos en redes sociales: ¿diversión inofensiva o amenaza silenciosa para la salud mental?

To shared

THE LATIN VOX (24 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.  

Un nuevo metaanálisis, basado en decenas de estudios y casi 100.000 participantes, advierte que la exposición frecuente a videos de formato corto (como los de TikTok o Instagram Reels) está vinculada con una amplia variedad de problemas cognitivos y de salud mental. Pero el hallazgo más sorprendente del estudio es que, a pesar de todos esos efectos negativos, no parece haber una relación clara con la autoestima corporal o el autoconcepto personal.

¿Qué encontró el estudio?

Los investigadores, cuyos resultados fueron publicados bajo el título “Feeds, feelings, and focus: A systematic review and meta-analysis examining the cognitive and mental health correlates of short-form video use” (“Fuentes, sentimientos y concentración: una revisión sistemática y metaanálisis sobre los correlatos cognitivos y de salud mental del uso de videos de formato corto”), reportan varios puntos clave:

  1. Deterioro cognitivo: Se observaron efectos negativos en la atención, el control inhibitorio, la memoria y el lenguaje.
  2. Salud mental afectada: El uso de estos videos está asociado con un aumento de síntomas de depresión, ansiedad, estrés y soledad.
  3. Aislamiento social: La naturaleza adictiva y el diseño de “scroll infinito” de estas plataformas pueden llevar a que los usuarios intercambien interacciones reales por tiempo pasivo frente a la pantalla, lo que contribuye a la sensación de aislamiento.
  4. Sueño y estado de ánimo: Se encontró una relación entre el uso prolongado de dispositivos (y la exposición a su luz) y una menor calidad de sueño, lo que a su vez podría afectar el estado de ánimo.

La excepción inesperada: autoestima intacta

Contrario a estudios anteriores que sugerían que el consumo de contenido en redes sociales podría dañar la autoestima —especialmente a nivel corporal—, este metaanálisis no encontró una asociación significativa entre el uso de videos de formato corto y la baja autoestima corporal o personal.

Los autores del estudio señalan que esta discrepancia con investigaciones previas podría deberse a diferencias en los tipos de contenido: no todos los videos generan el mismo impacto emocional, y las experiencias individuales varían mucho. Además, sugieren que estudios anteriores pueden haber sido demasiado simplistas al evaluar la autoestima con preguntas muy generales.

¿Por qué este tipo de contenido afecta tanto?

Según los investigadores, hay varios mecanismos que explican los efectos negativos observados:

  • Diseño adictivo: Las plataformas de videos cortos utilizan algoritmos muy sofisticados para mantener enganchados a los usuarios, activando mecanismos de recompensa cerebral mediante gratificación inmediata.
  • Habituación cognitiva: Al exponerse repetidamente a contenido muy estimulante y rápido, los usuarios podrían volverse menos sensibles a actividades que requieren concentración o esfuerzo cognitivo sostenido (como leer o resolver problemas complejos).
  • Interacciones emocionales difíciles: Algunos usuarios reportan dificultad para desconectarse; este uso compulsivo puede generar estrés, ansiedad y dificultades para regular las emociones cuando están fuera de línea.

Contexto más amplio: lo que ya se sabía

Este estudio se añade a un cuerpo creciente de evidencia sobre los riesgos mentales del uso de redes sociales. Investigaciones anteriores han vinculado el uso excesivo de estas plataformas con depresión, ansiedad, soledad y otros problemas psicológicos.

Por ejemplo, algunos expertos apuntan a que, aunque las redes pueden ofrecer apoyo social y permitir compartir experiencias personales, también potencian la comparación social, el sentimiento de “exclusión” (FOMO, por sus siglas en inglés) y la sobreestimulación digital.

Implicaciones para la salud pública y la regulación

Los resultados del metaanálisis no son simplemente preocupantes desde el punto de vista individual; tienen también implicaciones para la salud pública:

  • Recomendaciones de uso: Podría ser útil que los expertos en salud mental y los organismos reguladores desarrollen guías para un consumo más equilibrado de videos en redes sociales, especialmente para jóvenes y personas vulnerables.
  • Intervenciones educativas: Incluir en programas escolares una educación digital que explique cómo funcionan los algoritmos, los riesgos del consumo pasivo y estrategias para desconectarse de forma saludable.
  • Investigación futura: Los autores del estudio llaman a más investigación para entender cómo diferentes tipos de contenido afectan emocionalmente a los usuarios y qué factores individuales (como la personalidad, la edad o el contexto) modulan estos efectos.

El metaanálisis ofrece una advertencia clara: aunque los videos breves en redes sociales tienen popularidad y se usan para entretenimiento, educación y campañas, su uso frecuente y descontrolado puede tener consecuencias profundas para el funcionamiento cognitivo y la salud mental. Aun así, el hallazgo de que no dañan necesariamente la autoestima abre una ventana para pensar que no todo el uso es perjudicial, y que podría haber formas más seguras y responsables de interactuar con estas plataformas.

Dado el papel dominante que tienen estas redes en la vida diaria, tanto para jóvenes como para adultos, resulta urgente reflexionar sobre cómo las usamos. No solo se trata de disfrutar contenido, sino de reconocer sus riesgos, buscar equilibrio y promover un consumo digital más saludable desde la educación y la política pública.

Fuente: nationalpost.com

Foto: Google fotos


To shared