Canadá y Alberta cierran un pacto energético: hacia un nuevo oleoducto y concesiones ambientales

To shared

THE LATIN VOX (24 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.

El gobierno federal de Canadá y la provincia de Alberta están cerca de concretar un Memorándum de Entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés) de gran envergadura que podría marcar un punto de inflexión en la política energética del país. Según fuentes consultadas por medios canadienses, el acuerdo incluiría apoyo a un nuevo oleoducto para exportar crudo y concesiones ambientales por parte de Alberta, a cambio de compromisos federales vinculados al carbono y un régimen regulatorio más flexible.

Claves del acuerdo: lo que se negocia

1. Apoyo a un nuevo oleoducto hacia la costa

Uno de los ejes centrales del pacto es la posibilidad de construir un oleoducto desde Alberta hasta la costa noroeste de Columbia Británica, con miras a exportar petróleo de las arenas bituminosas. Esta infraestructura podría transportar un volumen significativo de crudo, lo que abriría mercados más allá de Estados Unidos y diversificaría los destinos de exportación albertanos.

2. Cambios en la normativa ambiental

Según los términos preliminares, Alberta estaría dispuesta a endurecer su precio interno por tonelada de carbono en el sector industrial, como parte de su compromiso. Además, el acuerdo incluiría mayores inversiones en captura y almacenamiento de carbono (CCS), especialmente apoyando el proyecto Pathways, que pretende capturar emisiones del petróleo de arenas.

En contraparte, Ottawa podría relajar algunas regulaciones federales, incluyendo una exención parcial a ciertas leyes ambientales para permitir que el oleoducto avance, y también estudiar una flexibilización o incluso eliminación del límite (cap) de emisiones para el sector petrolero.

3. Compromiso conjunto en investigación energética

Paralelamente, Alberta y el gobierno federal retomarían una colaboración estratégica en tecnologías de energía limpia. Ya existe un MOU entre ambos para investigación en tecnologías sostenibles, como extracción de arenas bituminosas más limpia, captura de carbono, y desarrollo de fuentes renovables. Esta parte del acuerdo se considera clave para que el pacto no sea solo una concesión extractiva sino un impulso a la innovación energética.

Reacciones encontradas

Optimismo en el sector energético

Algunos líderes de la industria energética ven el acuerdo como una señal de madurez política y económica: podría demostrar que Canadá puede combinar desarrollo energético con políticas climáticas ambiciosas. Además, para Alberta, representa una oportunidad para asegurar un canal nuevo y estratégico de exportación, lo que podría incentivar inversiones privadas.

Un ex ejecutivo de oleoductos entrevistado por medios especializados advirtió, sin embargo, que aunque las líneas generales son prometedoras, “el diablo está en los detalles”: el éxito del proyecto dependerá de la implementación de políticas, del respaldo real de la industria y del ritmo de las inversiones.

Dudas políticas y oposición

No obstante, el pacto no está exento de críticas y obstáculos:

  • Columbia Británica, donde debería llegar el oleoducto, ya mostró reservas. Medios de esa provincia informan que no ha sido plenamente consultada sobre cambios en la prohibición de petroleros en su costa norte.
  • Partidos federales: Algunos diputados liberales han advertido que cualquier nuevo acuerdo debe contar con la aprobación de las Primeras Naciones y del gobierno de Columbia Británica antes de avanzar.
  • Temor climático: Activistas y organizaciones ambientales exigen mayores garantías de que la captura de carbono será realista y no un simple paliativo para permitir exportaciones crecientes de petróleo.

Implicaciones geopolíticas y económicas

Este posible acuerdo entre Ottawa y Alberta podría tener consecuencias más allá de lo energético:

  • Reforzamiento del papel de Canadá como exportador energético: Si se concreta el oleoducto, Canadá podría consolidar su capacidad de exportar crudo a mercados asiáticos, reduciendo su dependencia del mercado estadounidense.
  • Equilibrio entre economía y cambio climático: El pacto representa un intento por equilibrar la presión internacional para reducir emisiones con la realidad económica de las provincias productoras, ofreciendo un modelo para reconciliar desarrollo con transición.
  • Tensión interprovincial: La discusión sobre el oleoducto podría reavivar tensiones entre provincias (Alberta vs. Columbia Británica) y entre niveles de gobierno (provincial vs. federal), especialmente si no se logran consensos amplios.
  • Inversión privada: La combinación de apoyo regulatorio más flexible y compromisos climáticos podría atraer inversiones del sector privado, si se construye confianza en que el MOU no es solo un acuerdo político sino una base real para un proyecto viable.

Riesgos y desafíos

  • La viabilidad comercial del oleoducto dependerá de encontrar empresas dispuestas a financiar la construcción y operación, algo que no es seguro frente a críticas ambientales y riesgos de mercado.
  • La captura de carbono, aunque central en el pacto, es un desafío técnico y financiero; si no se escala, las emisiones podrían seguir creciendo.
  • Existe el riesgo de oposición social: comunidades indígenas, ambientalistas y políticos podrían bloquear partes del proyecto si sienten que sus preocupaciones no están adecuadamente abordadas.
  • La regulación futura: Aunque el MOU parece generar concesiones ahora, el rumbo de las políticas climáticas podría cambiar con nuevos gobiernos o presiones públicas, lo que pondría en riesgo la estabilidad del acuerdo.

El eventual acuerdo entre Ottawa y Alberta podría ser uno de los pactos energéticos más importantes en años recientes en Canadá. Si bien abre la puerta a un nuevo oleoducto hacia la costa y promueve medidas ambientales como la captura de carbono, también obliga a encarar tensiones políticas profundas y desafíos económicos considerables.

Este “gran trato” simboliza un intento por redefinir la relación entre la provincia petrolera y el gobierno federal, en un contexto en el que la transición energética se vuelve cada vez más urgente y divisiva. Pero su éxito dependerá de más que palabras: requerirá compromisos sólidos, inversiones creíbles y un equilibrio político sensible a múltiples intereses.

Fuente: www.cbc.ca

Foto: www.cbc.ca


To shared