
THE LATIN VOX (26 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.
El gobierno de Quebec presentó un anteproyecto legislativo que profundiza las normas de laicidad en la provincia, extendiendo la prohibición de símbolos religiosos al personal del sistema educativo —e incluso en guarderías subvencionadas y prohibiendo salas de oración en universidades. La medida, anunciada por el ministro de Secularismo, Jean‑François Roberge, representa la fase más ambiciosa de lo que desde sus promotores se denomina “Laicidad 2.0”.
El proyecto no se limita a la enseñanza primaria o secundaria: pretende abarcar universidades, colegios, guarderías, escuelas privadas subvencionadas e instituciones públicas, lo que podría redefinir radicalmente la experiencia religiosa en los espacios educativos y públicos de Quebec.
Principales medidas del proyecto
Prohibición de símbolos religiosos para todo el personal educativo
Hasta ahora, la ley vigente (conocida como Bill 21, aprobada en 2019) prohibía símbolos religiosos visibles como hijab, turbante, kipá, cruces ostensibles a trabajadores públicos en “puestos de autoridad” (docentes, jueces, policías, etc.).
El nuevo proyecto extiende esa prohibición a todo el personal del sistema educativo desde guarderías hasta universidades incluyendo personal de apoyo, administrativos, voluntarios, e incluso colegios privados subvencionados.
Prohibición de salas de oración y de oraciones públicas en instituciones educativas
El proyecto plantea eliminar la obligación (o posibilidad) de ofrecer salas de oración/meditación en instituciones de educación superior: las universidades podrían negarse a tener estos espacios, lo que impide que estudiantes o miembros de comunidades religiosas cuenten con un lugar institucional para sus prácticas.
También se incluirán normas para limitar o prohibir oraciones públicas o manifestaciones religiosas en lugares públicos institucionales, tras preocupación del gobierno por lo que califica de “uso de la fe como herramienta de provocación” en protestas recientes.
Restricciones a escuelas religiosas y condiciones para su financiamiento
El proyecto también busca imponer nuevas condiciones a la financiación pública de colegios privados religiosos: si continúan recibiendo subsidios del estado, no podrán impartir enseñanza confesional durante horas lectivas.
Además, se prohibiría que guarderías subvencionadas ofrezcan menús basados exclusivamente en tradiciones religiosas, eliminando, por ejemplo, menús exclusivamente halal o kosher. Prohibición de cubrir el rostro en instituciones educativas
Tal como ya se implementó en escuelas primarias y secundarias con una versión previa de la ley, el nuevo proyecto extiende la prohibición de atuendos que cubren completamente el rostro (niqab, burka, etc.) a estudiantes y personal de colegios, universidades y guarderías subvencionadas.
Restricciones en la imagen institucional
Las instituciones públicas no podrán incluir símbolos religiosos en su comunicación oficial carteles, documentos, anuncios, sitios web bajo la premisa de mantener una “neutralidad religiosa en el Estado”.
Justificaciones del gobierno: laicidad, neutralidad y orden público
El ministro Roberge defendió la iniciativa como una “actualización necesaria” del marco de secularismo después de seis años desde la aprobación original de Bill 21, afirmando que «los quebequenses han avanzado» y ahora es preciso reforzar la neutralidad del Estado.
Además, justificó la prohibición de espacios de oración públicos e institucionales alegando que la práctica religiosa en manifestaciones como oraciones callejeras en protestas se ha convertido en “una forma de provocación” y alteración del orden público.
El proyecto responde también a un informe independiente publicado este año, con 50 recomendaciones destinadas a “modernizar y reforzar la laicidad”. Entre esas recomendaciones figuraba dar facultades a las instituciones para negar salas de oración, limitar símbolos religiosos, y revisar la financiación de escuelas confesionales.
Críticas y alarma de grupos de derechos: libertad religiosa, inclusión y cohesión social en riesgo
La propuesta de ley ha generado rechazo inmediato de diversas organizaciones de derechos civiles, religiosos y de diversidad.
- Para Canadian Civil Liberties Association (CCLA) y organizaciones musulmanas, la prohibición de salas de oración y símbolos religiosos vulnera la libertad de credo, expresión y congregación, pilares fundamentales de una sociedad democrática.
- El Consejo Nacional de Musulmanes Canadienses (NCCM) ha advertido que las medidas podrían fomentar la estigmatización de minorías religiosas muy especialmente mujeres musulmanas con hijab o niqab y alimentar un clima de xenofobia y exclusión.
- Líderes religiosos, como Christian Lépine arzobispo de Montreal, han definido el proyecto como una restricción grave al derecho de libertad religiosa: señalaron que la oración no puede reducirse a una mera formalidad y que prohibirla públicamente socava la dignidad humana.
- Para muchos estudiantes y miembros de comunidades minoritarias, las salas de oración en universidades no solo representan un espacio para la fe, sino también un lugar de reunión, reflexión, apoyo comunitario y contención cultural. Su eliminación implicaría borrar espacios de sentido y pertenencia en instituciones académicas.
Una ex estudiante universitaria escribió recientemente que su experiencia de fe, comunidad y tranquilidad se vio afectada por este clima de restricciones, describiendo el proyecto como un gesto de “invisibilización” de miles de personas que quieren practicar su religión sin violencia ni proselytismo.
Riesgos de polarización social y tensiones intercomunitarias
Expertos advierten que la aplicación de esta ley podría tener efectos contraproducentes:
- Puede aumentar la marginalización de comunidades religiosas, promoviendo segregación social en lugar de integración.
- Podría generar una ola de exclusión laboral y educativa de personas que usan símbolos religiosos, afectando su acceso a empleo, educación y servicios públicos.
- Podría intensificar la xenofobia y el prejuicio, al asociar visiblemente la religiosidad con “lo otro”, lo que genera conflicto en una sociedad plural.
- Además, la eliminación de espacios de oración comunitarios priva a jóvenes, estudiantes o inmigrantes de lugares seguros de reunión, diálogo y pertenencia; espacios que muchas veces cumplen funciones sociales, culturales o identitarias más allá de lo espiritual.
En contextos históricos similares en otros países que impulsaron leyes de laicidad exigentes— se ha documentado un aumento en la desconfianza hacia minorías religiosas, mayor sensación de exclusión y deterioro del tejido social.
¿Qué viene ahora? Un pulso legal, social y político
El proyecto debe ser presentado formalmente esta semana ante la Asamblea Nacional de Quebec. Si se aprueba, marcará un cambio profundo en cómo se regula la religión en espacios públicos y educativos.
Es probable que grupos civiles, defensores de derechos humanos y comunidades religiosas presenten desafíos judiciales, alegando vulneración de libertades fundamentales reconocidas en charters nacionales y tratados internacionales de derechos humanos.
El debate no solo se centrará en la legalidad técnica, sino en la legitimidad moral: ¿puede el Estado prohibir espacios de fe en una sociedad moderna y diversa? ¿Cómo conciliar la neutralidad estatal con la diversidad cultural y religiosa de sus ciudadanos?
Además, la medida tendrá efectos inmediatos en la vida cotidiana de miles de estudiantes y trabajadores que ahora deberán elegir entre su fe y su derecho a estudiar o trabajar.
Conclusión: la laicidad redefinida ¿hacia el futuro de Quebec o hacia su fractura social?
La nueva ley propuesta por Quebec impulsa una versión radical del laicismo: una laicidad de prohibiciones explícitas, donde la religión no solo como institución, sino como identidad visible se desdibuja del espacio público. Para sus promotores, es un avance hacia un Estado neutral, moderno y “unificado”. Pero para muchos ciudadanos, representa una agresión contra la diversidad, la libertad individual y los derechos fundamentales.
En un mundo cada vez más plural y migratorio, este experimento legislativo podría convertir a Quebec en un laboratorio de laicidad estricta con todas las tensiones, preguntas e incertidumbres que ello implica. ¿Será un modelo exportable a otras sociedades? ¿O terminará generando más conflicto y marginación que cohesión social? El tiempo y la capacidad de diálogo dirán cómo.
Fuente:globalnews.ca
Foto: globalnews.ca