
THE LATIN VOX (26 de noviembre de 2025).- Por Daniela Medina.
Un devastador incendio arrasó este miércoles un complejo residencial en el distrito de Tai Po, en el norte de Hong Kong, dejando hasta ahora 44 personas fallecidas, entre ellas un bombero, y cientos de desaparecidos, además de numerosos heridos. La tragedia la peor de su tipo en la ciudad en décadas ha conmocionado a la comunidad internacional, reabriendo alarmas sobre estándares de seguridad, negligencia en obras y riesgos del uso de materiales inflamables en grandes edificios.
¿Qué pasó?
El incendio se desató la tarde del miércoles en el complejo residencial Wang Fuk Court, un conjunto de ocho torres de 31 pisos en el distrito de Tai Po un área densamente poblada del territorio que alberga alrededor de 4 800 personas distribuidas en cerca de 2 000 departamentos.
Las llamas se propagan rápidamente, en parte debido al uso de estructuras de andamiaje de bambú y mallas plásticas materiales comunes en renovaciones de edificios en Hong Kong, que facilitó la extensión del fuego hacia múltiples torres.
Desde que comenzó el incendio, los bomberos declararon la emergencia como “nivel 5” la alerta más alta en la escala local, movilizando una respuesta masiva: más de 100 vehículos de emergencia, cientos de bomberos y decenas de ambulancias se desplegaron para contener las llamas y rescatar a los atrapados.
A primeras horas del jueves, el incendio fue parcialmente controlado: las autoridades informaron que cuatro de los bloques estaban bajo control, mientras continuaban los trabajos de rescate y búsqueda en las otras torres.
Balance humano y humanitario
- 44 muertos confirmados hasta ahora, entre ellos un bombero de 37 años que se encontraba en labores de rescate.
- 279 personas desaparecidas no localizadas tras el desastre según el último recuento oficial.
- Decenas de heridos, muchos con quemaduras graves y problemas por inhalación de humo las autoridades mencionan al menos 45 personas en condición crítica.
- Rescate masivo y evacuaciones: cerca de 900 personas evacuadas fueron reubicadas en refugios temporales y albergues habilitados por las autoridades.
El complejo residencial, que estaba en plena remodelación desde mediados de 2024, había sido cubierto con andamiaje de bambú y revestimientos plásticos como parte de las obras. Esta práctica, aunque habitual en la ciudad, había comenzado a ser sometida a restricciones por riesgos estructurales y de seguridad.
Arrestos y responsabilidades
La policía de Hong Kong informó que tres personas, vinculadas a la empresa a cargo de la construcción y remodelación, fueron detenidas bajo cargos de homicidio involuntario (manslaughter). Se trata de dos directores de la firma y un consultor de ingeniería, con edades comprendidas entre 52 y 68 años.
Las autoridades declararon que hay razones para creer que hubo negligencia grave: instalaron material inflamable (mallas plásticas, espuma posiblemente tipo “styrofoam”) y realizaron sellados con espuma en ventanas, lo que habría facilitado la rápida propagación del fuego por las fachadas y hacia el interior de los edificios.
Un oficial policial señaló:
“Creemos que los responsables de la empresa actuaron con negligencia grave, lo que provocó que el incendio se descontrolara y causara víctimas masivas”.
Reacciones y alcance social
El incidente ha generado conmoción en toda la ciudad y fuera de ella. El líder de Hong Kong, John Lee, definió el suceso como un “desastre mayor” y prometió una investigación exhaustiva, así como apoyo a las víctimas y desplazados.
El mandatario chino Xi Jinping expresó condolencias oficiales, exhortando a un “esfuerzo total” para contener la tragedia y minimizar más pérdidas.
En medio del dolor, ya resuena el clamor por revisar las normas de seguridad en construcciones y remodelaciones, especialmente en edificios de gran altura. Los residentes evacuados, muchos de ellos ancianos o familias vulnerables, permanecen en albergues, mientras decenas de ciudadanos luchan por localizar a sus familiares desaparecidos.
Algunos vecinos, visiblemente afectados, relataban escenas de horror: explosiones violentas, llamas saliendo por ventanas, humo denso invadiendo pisos superiores y personas saltando al vacío en desesperación.
¿Qué señala esta tragedia sobre seguridad y construcción?
- Riesgo de materiales inflamables: El uso de andamios de bambú, mallas plásticas no resistentes al fuego y espuma altamente inflamable representa un peligro grave, especialmente en edificios de gran altura. El incendio evidencia que esas prácticas deben ser revisadas urgentemente.
- Fallas estructurales y negligencia: Las autoridades apuntan a negligencia grave por parte de la empresa responsable de la remodelación, lo que pudiera derivar en sanciones y demandas judiciales.
- Vulnerabilidad de poblaciones densas: En zonas densamente pobladas como Hong Kong, un incendio de este tipo puede traducirse en una catástrofe de gran escala; la densidad, las alturas y la posible falta de salidas adecuadas agravan el riesgo.
- Necesidad de reformas normativas: Tras este suceso, crece la presión para endurecer regulaciones de seguridad en edificaciones, manejo de materiales, permisos de construcción y control de obras.
- Impacto social y emocional profundo: Además del balance trágico de fallecidos y desaparecidos, muchas personas han perdido hogares, recuerdos y comunidades completas; la emergencia humanitaria exige ayuda inmediata, reconstrucción y apoyo psicológico.
El incendio en el complejo Wang Fuk Court marca un antes y un después en la historia reciente de Hong Kong. Lo que parecía una remodelación más en una ciudad acostumbrada a la verticalidad urbana, se convirtió en una tragedia de magnitudes históricas. Con al menos 44 muertos, cientos desaparecidos, decenas de heridos y miles de desplazados, este suceso deja profundas heridas físicas, sociales y morales.
Las detenciones por presunta negligencia y las investigaciones en curso podrían revelar aún más sobre cómo se gestó esta catástrofe. Pero más allá de responsabilidades individuales, lo fundamental ahora será reconstruir hogares, confianza, normas de seguridad y garantizar que un desastre como este no se repita.
El mundo sigue de cerca este drama, que trasciende fronteras. Y mientras se multiplican los esfuerzos de rescate, la urgencia se impone: proteger vidas, llevar consuelo a quienes perdieron a sus seres queridos, y replantear cómo urbanizamos, construimos y vivimos en las ciudades del siglo XXI.
Fuente:/www.cnbc.com
Foto: /www.cnbc.com