El reciente contraataque de Rusia contra la incursión sorpresa de Ucrania ha intensificado el conflicto en la región de Kursk. La ofensiva ucraniana, que comenzó el 6 de agosto, sorprendió a las fuerzas rusas y logró avances significativos en los primeros días. Sin embargo, Rusia ha respondido con una serie de ataques contundentes para recuperar el control.
La incursión ucraniana, liderada por la 80ª brigada, cruzó la frontera con el apoyo constante de fuego de tanques y artillería pesada. Los soldados ucranianos, utilizando tácticas innovadoras y drones de reconocimiento, lograron avanzar profundamente en territorio ruso, alcanzando hasta 10 km dentro de la región de Kursk. Este avance, el más profundo desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, ha sido descrito como un “ataque de maniobra” similar a las tácticas utilizadas por el comandante ruso Valery Gerasimov.
La respuesta rusa no se hizo esperar. El Ministerio de Defensa ruso afirmó que ha repelido la ofensiva ucraniana, causando más de 280 bajas en las filas enemigas en las últimas 24 horas. Además, se han desplegado tropas adicionales con armamento pesado en la región de Kursk, así como en las regiones vecinas de Belgorod y Bryansk, donde se ha declarado un estado de emergencia. Esta medida permite restringir el movimiento de personas y vehículos, utilizar escuchas telefónicas e imponer evacuaciones temporales.
El presidente ruso, Vladimir Putin, calificó la incursión ucraniana como una “provocación mayor” y ha ordenado refuerzos para contener la situación. La lucha se ha intensificado cerca de una planta nuclear en Kursk, lo que ha llevado a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a instar a ambas partes a ejercer la máxima moderación para evitar un accidente nuclear.
En paralelo, las fuerzas ucranianas han llevado a cabo un ataque aéreo en un aeródromo militar en Lipetsk, destruyendo un almacén que contenía cientos de bombas planeadoras. Este aeródromo, ubicado a más de 350 km de la frontera ucraniana, albergaba aviones de combate rusos Su-34, Su-35 y MiG-31, utilizados para atacar ciudades y posiciones militares ucranianas.
A pesar de los avances iniciales, el progreso ucraniano ha comenzado a ralentizarse debido a la creciente resistencia rusa. La situación en el Donbás, particularmente en Pokrovsk, es crítica, ya que las fuerzas del Kremlin están ganando terreno rápidamente. Los soldados ucranianos informan de enfrentamientos cada vez más intensos, con emboscadas rusas y bombardeos constantes.
La incursión sorpresa de Ucrania en la región de Kursk ha desencadenado una respuesta feroz por parte de Rusia, intensificando el conflicto y abriendo un nuevo frente en la guerra. La situación sigue siendo tensa y el futuro de la ofensiva ucraniana es incierto.