
THE LATIN VOX (12 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El Departamento de Educación de EE.UU. ha dado un paso decisivo hacia una reestructuración radical al anunciar que despedirá a 1,300 empleados, casi la mitad de su fuerza laboral, como parte de un plan para “restaurar la grandeza” del sistema educativo estadounidense.
La noticia fue comunicada el martes por la secretaria del Departamento, Linda McMahon, quien afirmó que este recorte es una «medida significativa hacia la eficiencia y la responsabilidad» dentro de la agencia, y una forma de asegurar que los recursos lleguen de manera más directa a los estudiantes, padres y maestros.
McMahon, en un mensaje publicado en X, expresó que la reducción en el número de empleados refleja un compromiso con la «eficiencia» y la «rendición de cuentas». Tras los despidos, el Departamento de Educación tendrá un personal cercano a los 2,100 empleados, frente a los 4,100 que componen la plantilla original. Además, se informó que 572 empleados ya habían optado por «renunciar voluntariamente o retirarse» en las últimas semanas.
El impacto no se limita a los despidos. La agencia también ha comenzado a cerrar arrendamientos de edificios en ciudades clave como Nueva York, Boston, Chicago y Cleveland. Sin embargo, el Departamento continuará con su labor de distribuir ayudas federales a las escuelas, gestionar los préstamos estudiantiles y supervisar las becas Pell, asegurando que los servicios fundamentales sigan en marcha.
La promesa de Trump: El fin del Departamento
Este anuncio se produce en el contexto de las promesas del expresidente Donald Trump de cerrar el Departamento de Educación, una de las agencias federales que ha calificado de «controlada por radicales, fanáticos y marxistas».
Durante la audiencia de confirmación de McMahon, la secretaria reconoció que solo el Congreso tiene la autoridad para abolir la agencia, pero sugirió que podría ser necesaria una reestructuración y reducción de personal para alinearla con los intereses de la administración.
Reacciones y condenas
La noticia ha provocado una rápida condena por parte de funcionarios demócratas y progresistas. El representante de Texas, Greg Casar, expresó en X que aquellos al mando están «robando a nuestros niños para pagar los recortes de impuestos a los millonarios».
Rosa DeLauro, miembro de alto rango del comité de asignaciones de la Cámara de Representantes, fue aún más contundente al declarar que «los presidentes Trump y Musk y sus amigos multimillonarios están tan desconectados de cómo vive la gente en EE.UU. que no pueden ver cómo el fin de la educación pública y la cancelación de estos contratos mata el sueño americano».
DeLauro destacó que la eliminación de la educación pública perjudica a las familias de clase trabajadora, que dependen del sistema escolar para ofrecer a sus hijos una oportunidad de futuro. El mensaje es claro: sin acceso a la educación, las oportunidades de construir un futuro mejor para estos niños se desvanecen.
Investigaciones y cortes en formación docente
Mientras el Departamento de Educación avanza con sus recortes, un juez federal de Boston bloqueó la decisión de la administración Trump de recortar cientos de millones de dólares destinados a la formación de maestros, alegando que estos recortes ya estaban afectando los programas destinados a abordar la escasez de maestros a nivel nacional.
El juez Myong Joun falló a favor de ocho estados que solicitaron una orden de restricción temporal, argumentando que los recortes podrían estar motivados por la intención de Trump de eliminar programas de diversidad, equidad e inclusión, los cuales considera una forma de racismo contra los estadounidenses blancos.
El futuro del Departamento de Educación en juego
Este cambio radical en la estructura del Departamento de Educación es un golpe directo a la misión de esta agencia, que se encargaba de asegurar una educación pública accesible para todos los niños estadounidenses. Los despidos masivos y las cancelaciones de contratos con universidades son señales claras de un cambio de enfoque que podría tener implicaciones duraderas para el sistema educativo del país.
A medida que los empleados despedidos serán puestos en licencia administrativa el 21 de marzo, la controversia sobre el futuro de la educación pública en EE.UU. sigue ganando terreno. Para muchos, esta es una clara manifestación de la desconexión de la administración Trump con las necesidades de los ciudadanos comunes, especialmente aquellos provenientes de comunidades de clase trabajadora que ven en el sistema educativo su única vía para mejorar sus condiciones de vida.
Con un panorama incierto sobre los próximos pasos, la pregunta sigue siendo: ¿puede Estados Unidos mantener su sueño de ofrecer una educación pública accesible y de calidad para todos, o estamos presenciando el principio del fin de este pilar fundamental de la democracia estadounidense?
Crédito fotográfico: Jim Lo Scalzo/EPA