
THE LATIN VOX (13 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un giro inesperado de los acontecimientos, Estados Unidos ha decidido poner en pausa las negociaciones con Canadá sobre el Tratado del Río Columbia, un acuerdo clave que regula la gestión de las aguas compartidas entre ambos países.
La suspensión de las conversaciones se produce en un contexto de creciente tensión, mientras Donald Trump intensifica su guerra comercial con Canadá y lanza amenazas que ponen en duda la soberanía de su vecino del norte.
El Tratado del Río Columbia: Un pilar de la colaboración bilateral
El Tratado del Río Columbia, que data de 1964, establece las bases para el control de inundaciones, la generación de energía y el suministro de agua a lo largo del vasto río Columbia.
Este río, que nace en el sureste de Columbia Británica y desemboca en el Océano Pacífico en la frontera de Oregón y Washington, es uno de los sistemas fluviales más grandes de América del Norte.
A lo largo de su recorrido de 1,900 kilómetros, el río genera aproximadamente el 40% de la energía hidroeléctrica de Estados Unidos y casi la mitad de la energía hidroeléctrica de Columbia Británica.
El acuerdo establece que Canadá debe controlar el flujo de agua del río mediante su red de presas para garantizar que los generadores hidroeléctricos de EE. UU. reciban suficiente agua y prevenir inundaciones.
A cambio, Canadá recibe beneficios anuales valorados en aproximadamente 200 millones de dólares (288 millones de dólares canadienses). Además, Estados Unidos debe proporcionar a Canadá la mitad del potencial adicional de energía hidroeléctrica generada por las presas, que se vende a precio de mercado.
Aunque la última renegociación del tratado se estaba llevando a cabo durante la presidencia de Joe Biden, la llegada de Donald Trump al poder ha alterado el proceso, dejando pendientes los detalles finales del acuerdo.
A pesar de los esfuerzos por concretar un nuevo tratado antes de que expirara en septiembre, las negociaciones no llegaron a un acuerdo definitivo, dejando solo un pacto provisional de tres años.
La postura agresiva de Trump hacia Canadá
La pausa en las negociaciones sobre el Tratado del Río Columbia no ocurre en un vacío. En las últimas semanas, Trump ha adoptado una postura cada vez más combativa hacia Canadá, descalificando la frontera como “imaginaria” y sugiriendo que podría infligir una “devastación financiera histórica” a su vecino del norte. Esta retórica ha dejado claro que, bajo su liderazgo, las relaciones bilaterales entre ambos países atraviesan un periodo de incertidumbre.
El presidente Trump también ha hablado de una “gran llave” en Columbia Británica que podría abrirse para ayudar a California, un comentario interpretado por muchos como una referencia al Río Columbia, sugiriendo que podría utilizarse el agua del río para mitigar la sequía en la costa oeste de EE. UU.
Sin embargo, las propuestas de Trump han generado inquietud en Canadá, especialmente en lo que respecta a las implicaciones para la soberanía y los derechos de los pueblos indígenas.
Un tratado que excluyó a los pueblos indígenas
Una de las críticas más fuertes al Tratado del Río Columbia es que, al ser firmado hace más de seis décadas, los pueblos indígenas que habitan las vastas tierras no cedidas a lo largo del río fueron excluidos del proceso.
Desde entonces, ha habido esfuerzos por parte de las comunidades indígenas para que sus derechos sean reconocidos en la renegociación del tratado, con la esperanza de restaurar hábitats críticos para especies en peligro de extinción, como el salmón.
La actual pausa en las negociaciones abre una oportunidad para que los derechos de los pueblos indígenas sean finalmente considerados en el tratado, algo que muchos esperan que ocurra en esta nueva fase de negociaciones. Sin embargo, la incertidumbre en torno al futuro del tratado complica estos esfuerzos.
La reacción de Columbia Británica
El gobierno de Columbia Británica ha respondido con preocupación ante la suspensión de las negociaciones. Adrian Dix, ministro de Energía de la provincia, anunció que se llevarían a cabo sesiones informativas para que los residentes comprendieran las implicaciones de la pausa en las negociaciones.
En su intervención, Dix expresó su firme compromiso de «luchar en todas partes, incluidas estas negociaciones», destacando el clima de hostilidad generado por la Casa Blanca.
“El daño anticanadiense que se nos ha infligido… Nos causa preocupación», afirmó Dix, subrayando que las acciones de la administración Trump han generado una atmósfera de desconfianza y tensiones innecesarias entre ambos países.
El futuro del Tratado: ¿Cuál es el siguiente paso?
El Tratado del Río Columbia ha sido un pilar de cooperación entre Canadá y Estados Unidos durante más de seis décadas, y su renegociación tiene profundas implicaciones tanto para la gestión del agua como para las relaciones diplomáticas entre ambos países. Con la interrupción de las negociaciones y las crecientes tensiones políticas, el futuro del acuerdo es incierto.
Cualquiera de las dos naciones deberá dar un aviso de 10 años antes de abandonar el tratado, lo que da cierto margen para la resolución de las disputas.
Sin embargo, la amenaza de una ruptura en las relaciones bilaterales, impulsada por la postura agresiva de Trump, podría tener consecuencias de largo alcance no solo para la gestión del agua en el continente, sino también para la estabilidad y la cooperación transfronteriza en un momento de desafíos globales cada vez mayores.
El mundo estará observando cómo se desarrollan estos eventos, ya que las decisiones que se tomen en las próximas semanas podrían redefinir no solo la gestión de los recursos naturales en América del Norte, sino también la dinámica política y económica entre dos de los socios más importantes del continente.
Crédito fotográfico: Joe Sohm/Visions of America/Universal Images Group/Getty Images