
THE LATIN VOX (13 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una sorprendente declaración que ha puesto a Irlanda en el centro de una nueva controversia diplomática, el presidente de EE. UU., Donald Trump, acusó a Dublín de «robar» la industria farmacéutica de su país, junto con los ingresos fiscales que deberían haberse destinado al Tesoro de EE. UU.
Esta acusación se produjo durante una rueda de prensa en la Casa Blanca con el taoiseach irlandés, Micheál Martin, en el marco de la visita anual por el Día de San Patricio.
Trump, conocido por su estilo directo y a menudo controvertido, mostró un respeto entrecortado hacia Martin, alternando entre elogios y bromas, mientras lanzaba varias críticas contra la Unión Europea (UE) y, en particular, contra las políticas fiscales irlandesas.
Según el presidente estadounidense, Irlanda ha utilizado su régimen impositivo favorable para atraer a gigantes multinacionales como Pfizer, Boston Scientific y Eli Lilly, contribuyendo significativamente al desvío de recursos económicos de EE. UU.
El impacto de la política fiscal irlandesa en la economía de EE. UU.
La industria farmacéutica, que ahora constituye un pilar clave en las exportaciones de Irlanda a EE. UU., alcanza un valor de 72.000 millones de euros al año. La gran parte de este valor proviene de las empresas estadounidenses que operan en la isla.
Trump, en su característico tono combativo, afirmó: “Los irlandeses son inteligentes, sí, personas inteligentes. Ustedes se llevaron nuestras compañías farmacéuticas y otras compañías… Esta hermosa isla de 5 millones de personas tiene toda la industria farmacéutica de EE. UU. en sus manos.”
Aunque reconoció la astucia de las políticas fiscales irlandesas, Trump no dejó de señalar que las mismas habían resultado en una gran pérdida de ingresos para su país, al tiempo que favorecían el crecimiento económico irlandés. No obstante, el presidente aclaró que no quería “castigar demasiado” a Irlanda, ya que esto podría poner en riesgo su apoyo entre la comunidad irlandesa-estadounidense, un voto que Trump ha ganado con fuerza en anteriores elecciones.
El impacto de las relacionadas políticas comerciales y la UE
Las críticas de Trump no se limitaron a Irlanda. Aprovechó la oportunidad para arremeter contra la Unión Europea, señalando que la organización fue diseñada para “sacar provecho de los Estados Unidos”.
Además, hizo referencia al caso contra Apple, donde la UE obligó a la empresa a pagar 13.000 millones de euros en impuestos atrasados a Irlanda. Trump argumentó que Apple había sido tratada “muy mal” por las autoridades europeas, lo que calificó de “injusto”.
Además, Trump expresó su frustración con las políticas comerciales de la UE, en particular por las restricciones a productos agrícolas y automóviles de EE. UU.
En un tono desafiante, mencionó que la UE no aceptaba productos agrícolas estadounidenses y criticó la falta de Chevrolets en el centro de Munich, una referencia a su constante reproche sobre las importaciones de automóviles europeos a su país. “No estoy contento con la Unión Europea”, afirmó Trump, dejando claro que su administración estaba dispuesta a tomar medidas enérgicas contra los intereses europeos.
El encuentro público: Palabras y realidad
El encuentro entre Trump y Martin fue notable por su duración y la forma en que se desarrolló. La rueda de prensa, que duró más de una hora, fue seguida por una reunión bilateral privada de solo 10 minutos, lo que subraya el enfoque del presidente en el protagonismo mediático, en lugar de en las discusiones privadas que podrían resolver las tensiones de forma más productiva.
Trump, sin embargo, también mostró un interés particular por mantener relaciones cordiales con Irlanda, un aliado importante para EE. UU., especialmente debido a la influencia de la diáspora irlandesa en el país. Pero a pesar de sus palabras conciliadoras, sus comentarios apuntan a una creciente competencia económica y política con la UE y sus miembros, como Irlanda.
La respuesta de la UE y las consecuencias de la guerra comercial
Trump y la UE se encuentran en una espiral de confrontación económica. La UE ha respondido con planes de imponer «contramedidas» sobre importaciones estadounidenses por un valor de hasta 26.000 millones de euros, en represalia por los aranceles del 25% impuestos por Washington sobre el acero y el aluminio de todo el mundo.
Un funcionario de la UE dejó claro que no se espera que las negociaciones actuales con EE. UU. resulten en avances concretos, y advirtió que sería inútil negociar sobre la eliminación de aranceles en este contexto.
La situación refleja la complejidad de las relaciones transatlánticas, que están marcadas por una creciente desconfianza y la incertidumbre sobre el futuro de los acuerdos comerciales y diplomáticos entre los dos bloques. La amenaza de una mayor confrontación económica podría tener repercusiones a largo plazo en las relaciones comerciales y políticas entre EE. UU. y la UE.
¿Un futuro tenso para las relaciones transatlánticas?
El enfrentamiento verbal entre Trump y Irlanda, combinado con sus críticas a la UE, subraya el enfoque más confrontativo y unilateral que ha adoptado su administración en términos de comercio internacional.
A pesar de las tensiones, la diplomacia y el comercio entre EE. UU. y Europa seguirán siendo fundamentales para la economía global, y las repercusiones de estos desacuerdos podrían remodelar las relaciones internacionales durante años.
Crédito fotográfico: The Irish Times