El Salvador ofrece acoger a deportados y ciudadanos estadounidenses encarcelados en sus prisiones

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THE LATIN VOX (4 de febrero del 2025).-Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha hecho una oferta inesperada que ha generado alarmas tanto a nivel nacional como internacional. En una reciente declaración, Bukele ofreció a Estados Unidos la posibilidad de albergar a deportados de cualquier nacionalidad, incluidos «criminales estadounidenses peligrosos», en las cárceles de su país.

Esta propuesta, revelada por el Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, durante una visita a El Salvador, ha generado un intenso debate, especialmente entre grupos defensores de los derechos humanos.

Rubio explicó que Bukele había ofrecido aceptar a los deportados estadounidenses, incluidos ciudadanos y residentes legales de EE.UU., para cumplir sus condenas en las prisiones salvadoreñas. La noticia sorprendió a muchos, pues en los EE.UU. la ley prohíbe deportar a sus propios ciudadanos, lo que pone en entredicho la viabilidad de la oferta.

A pesar de ello, Bukele manifestó en redes sociales que su propuesta se limita a aceptar solo a los criminales condenados y que la tarifa que cobraría sería significativa para El Salvador, pero baja para EE.UU.

La reacción internacional: críticas y preocupaciones sobre los derechos humanos

La propuesta de Bukele ha levantado fuertes críticas de diversas organizaciones de derechos humanos. Según Leti Volpp, profesora de Derecho en la Universidad de California, Berkeley, «Estados Unidos tiene prohibido deportar a sus propios ciudadanos, estén o no encarcelados». A pesar de esto, Rubio calificó la oferta como una muestra de «generosidad», destacando su carácter sin precedentes en la diplomacia migratoria mundial.

Human Rights Watch, por su parte, ha expresado su preocupación por las condiciones dentro del sistema penitenciario salvadoreño. La organización ha documentado casos de arrestos arbitrarios, tortura, desapariciones forzadas y violaciones al debido proceso.

Además, se ha señalado la sobrepoblación y las condiciones de vida extremas en las cárceles del país centroamericano. A juicio de Juanita Goebertus, directora de la división de América de Human Rights Watch, la propuesta de Bukele podría desencadenar «violencia y abusos horribles», exacerbando los problemas en las prisiones ya saturadas.

El mega-penal de Bukele: una solución costosa con consecuencias inciertas

En 2023, Bukele inauguró el «mega-penal», el complejo penitenciario más grande de América, destinado a albergar a los miembros de pandillas. Esta prisión se construyó como parte de su durísima campaña contra la violencia de las pandillas en el país, que ha llevado al encarcelamiento de más de 80,000 personas desde 2022.

A pesar de la disminución de los índices de criminalidad en El Salvador, los críticos sostienen que este enfoque ha erosionado el Estado de derecho, y ha resultado en la detención de personas inocentes sin un juicio justo.

Por su parte, el Departamento de Estado de EE.UU. ha calificado las cárceles de El Salvador como «saturadas» y las condiciones de las mismas como «severas y peligrosas para la vida». De acuerdo con un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 2023 se documentaron más de 6,400 casos de abusos a los derechos humanos en las cárceles salvadoreñas, y 174 personas murieron bajo custodia estatal.

Una oferta que podría tener repercusiones globales

Si bien la oferta de Bukele de recibir a prisioneros estadounidenses podría tener un atractivo económico para El Salvador, plantea serios dilemas legales, éticos y humanos. Aunque en principio no se están considerando deportaciones de ciudadanos estadounidenses, el simple hecho de plantear la posibilidad de transferir prisioneros a otro país abre la puerta a una reflexión profunda sobre las prácticas penitenciarias y la justicia internacional.

El futuro de esta propuesta está lleno de incertidumbres. ¿Será posible un acuerdo entre los dos países? ¿Qué implicaciones tendría para la diplomacia estadounidense? El impacto de esta propuesta no solo afecta a El Salvador y EE.UU., sino que también podría tener repercusiones en el ámbito internacional, dado el precedente que podría establecer en cuanto a la gestión de presos y la soberanía penitenciaria.

Mientras tanto, el debate sigue abierto: ¿es esta oferta una solución pragmática ante los problemas de sobrepoblación en las cárceles estadounidenses, o un paso hacia la normalización de prácticas que violan los derechos humanos en América Latina? Solo el tiempo dirá si esta controversial propuesta se convertirá en una realidad.

Crédito fotográfico: Mark Schiefelbein/AP


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