
La relación comercial entre Estados Unidos y Canadá atraviesa uno de sus momentos más tensos en la historia reciente. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado la imposición de un arancel adicional del 25% a las importaciones de acero y aluminio provenientes de Canadá, elevando la tarifa total al 50%. Esta medida responde a la decisión de Ontario de aplicar un recargo del 25% a las exportaciones de electricidad hacia los estados de Nueva York, Michigan y Minnesota.
La implementación de estos aranceles está programada para comenzar el miércoles, y Trump ha instado a Canadá a eliminar los altos aranceles sobre los productos lácteos estadounidenses. Este anuncio ha generado una notable turbulencia en los mercados bursátiles, afectando a índices clave como el S&P 500, Nasdaq y Dow Jones.
En respuesta, el primer ministro canadiense, Mark Carney, ha declarado que Canadá mantendrá sus propios aranceles sobre productos estadounidenses hasta recibir un trato «respetuoso». Además, Trump ha amenazado con incrementar los aranceles a los automóviles canadienses a partir del 2 de abril, lo que podría perjudicar también a Estados Unidos debido a la dependencia de las fábricas en Detroit del suministro canadiense.
Este conflicto ha afectado duramente a los mercados financieros, con importantes caídas en los índices como el S&P 500 (-2,7%), Nasdaq y Dow Jones. La incertidumbre generada por estas medidas proteccionistas plantea desafíos significativos para la economía de América del Norte y podría tener repercusiones a nivel global.
La escalada en las tensiones comerciales entre Estados Unidos y Canadá subraya la fragilidad de las relaciones económicas internacionales y la necesidad de soluciones diplomáticas para evitar una mayor inestabilidad en los mercados globales.