Investigadores de la Universidad Western se acercan a una cura para el SIDA

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En un avance significativo en la lucha contra el VIH/SIDA, un equipo de investigadores de la Universidad Western ha desarrollado una partícula similar al virus que podría ser clave para erradicar las reservas latentes del VIH en personas con la enfermedad crónica. Este descubrimiento, que representa un paso más hacia una posible cura, ha demostrado ser capaz de “activar y eliminar” el virus latente en muestras de sangre de pacientes con VIH crónico.

El tratamiento, conocido como partícula similar al virus del VIH (HLP por sus siglas en inglés), consiste en partículas muertas del VIH que contienen un conjunto completo de proteínas del virus, lo que aumenta la respuesta inmune sin causar infección. Comparado con otras estrategias potenciales de cura, el HLP destaca por ser un biofármaco asequible y administrable mediante inyección intramuscular, similar a la vacuna contra la gripe estacional.

El profesor Eric Arts, de la Escuela de Medicina y Odontología Schulich y titular de la Cátedra de Investigación de Canadá en Patogénesis del VIH y Control Viral, lidera este proyecto. “El desarrollo de esta cura para el VIH ha llevado diez años, pero con el fuerte apoyo de nuestros colaboradores en EE.UU., Canadá y Uganda, hemos observado una notable capacidad del HLP para eliminar los últimos vestigios del VIH-1, lo que esperamos proporcione una cura asequible para todos”, afirmó Arts.

El VIH es un retrovirus que ataca el sistema inmunológico del cuerpo y, si no se trata, puede conducir al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). El virus debilita el sistema inmune al destruir las células blancas CD4-T, encargadas de ayudar al sistema inmunológico a combatir infecciones. Aproximadamente el 95% de las personas que viven con VIH tienen la forma crónica de la enfermedad, donde el virus causa una destrucción lenta del sistema inmune de los pacientes.

Con la esperanza de poner fin a la pandemia del VIH para el año 2030, un objetivo prioritario de la ONU y la OMS, este avance representa una luz de esperanza para los aproximadamente 39 millones de personas infectadas en todo el mundo.


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