
THE LATIN VOX (2 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
La decisión del gobierno italiano de liberar y repatriar a Osama Najim, un jefe policial libio buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra, ha desatado una ola de críticas y presión sobre la primera ministra Giorgia Meloni. Najim, acusado de asesinato, tortura, esclavitud, violación y violencia sexual, regresó a Trípoli en un avión oficial italiano, donde fue recibido como héroe.
Escándalo y acusaciones de complicidad
La oposición italiana y activistas de derechos humanos han denunciado la liberación de Najim como una concesión a Libia en el marco de la política migratoria de Italia. La decisión ha sido interpretada como un acto de sumisión ante Trípoli, dada la dependencia de Italia en Libia para frenar la migración hacia sus costas.
El abogado Luigi Li Gotti, exsubsecretario del Ministerio de Justicia, presentó una denuncia legal que derivó en la investigación de Meloni por presunta complicidad con un criminal. Esta investigación también involucra a miembros clave de su gobierno, como los ministros del Interior y de Justicia. “¿Por qué entregamos a este presunto criminal permitiéndole continuar con sus atrocidades?”, cuestionó Li Gotti.
Un viaje controvertido
Najim ingresó a Europa el 6 de enero, pasando por Roma antes de viajar a Londres, Bruselas y Alemania. Finalmente, llegó a Turín el 18 de enero, el mismo día en que se emitió su orden de arresto en seis países de la UE. Fue arrestado tras asistir a un partido de fútbol entre la Juventus y el AC Milan, pero liberado poco después sin que se validara la orden de la CPI.
La Justificación de Meloni
Meloni defendió la decisión alegando que Najim representaba un “ripséguro” para Italia y que su expulsión fue una medida de seguridad nacional. No obstante, esta explicación ha sido recibida con escepticismo, con muchos observadores sugiriendo que Italia cedió ante presiones libias para proteger sus intereses económicos y políticos en el país norteafricano.
Implicaciones y consecuencias
El episodio ha dañado la credibilidad de Italia en la lucha contra la impunidad y el respeto a la justicia internacional. Además, ha fortalecido la percepción de que Libia tiene la capacidad de influir en las decisiones de un país del G7, lo que podría tener consecuencias en las relaciones bilaterales y en la política migratoria europea.
Si bien es improbable que Meloni enfrente un juicio debido a su mayoría parlamentaria, el escándalo podría afectar su imagen y generar cuestionamientos sobre la independencia judicial en Italia. Mientras tanto, las víctimas de los presuntos crímenes de Najim ven cómo se desvanece su esperanza de justicia, en un episodio que ha dejado a la comunidad internacional con más preguntas que respuestas.
Crédito fotográfico: Financial Times