En un reciente evento tecnológico, el CEO de Nvidia, Jensen Huang, presentó una innovación que promete revolucionar el campo de la inteligencia artificial y el procesamiento gráfico. Con su característico estilo, Huang desveló el Blackwell, un GPU de proporciones colosales que, según sus palabras, ofrece un incremento de rendimiento de 30 veces en cargas de trabajo de inferencia para modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM), comparado con las generaciones anteriores.
El Blackwell no es solo un avance en términos de potencia. Representa un desafío a las leyes de la física, empujando los límites de lo que se creía posible en el tamaño y la capacidad de los chips de procesamiento gráfico. Este nuevo chip, que lleva el nombre del eminente matemático David Blackwell, es un testimonio del liderazgo de Nvidia en el mercado de GPUs, donde actualmente posee más del 80% de participación.
La presentación de Huang no se centró únicamente en la potencia bruta del Blackwell. También destacó la importancia de este avance para la ‘nueva revolución industrial’ impulsada por la IA generativa. Los centros de datos ultrarrápidos y los GPUs de gran tamaño son esenciales para manejar la escala masiva de tokens generados que, a su vez, crean software ‘increíblemente valioso’ en campos tan diversos como la salud y la robótica.
Con este anuncio, Nvidia reafirma su posición como una de las estrellas de rock de la IA del último año, una posición que no ha hecho más que fortalecerse desde el lanzamiento de modelos generativos de IA como ChatGPT. La visión de Huang y su equipo es clara: llevar a Nvidia y al mundo de la computación acelerada hacia nuevos horizontes, explorando mundos extraños y audazmente yendo donde nadie ha ido antes.