En una declaración reciente, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció que su gobierno no intervendrá en la disputa laboral entre Air Canada y sus pilotos. Esta decisión llega en un momento crítico, ya que las negociaciones entre la aerolínea y la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (ALPA) se encuentran en un punto muerto, con la amenaza de una huelga inminente que podría comenzar el 18 de septiembre.
Durante una conferencia de prensa en Quebec, Trudeau enfatizó la importancia de la negociación colectiva y expresó su confianza en que ambas partes puedan llegar a un acuerdo sin la intervención del gobierno. “No voy a poner mi dedo en la balanza de ninguno de los lados”, declaró Trudeau. “Es responsabilidad de Air Canada y del sindicato de pilotos resolver sus diferencias en la mesa de negociaciones”.
La disputa se centra principalmente en las demandas salariales de los pilotos, que Air Canada ha calificado de “excesivas”. La aerolínea ha advertido que, de no llegar a un acuerdo, se vería obligada a cancelar vuelos, afectando a más de 110,000 pasajeros diarios y causando graves consecuencias para la economía. A pesar de estas preocupaciones, Trudeau se mantuvo firme en su postura de no intervenir antes de que se agoten todas las posibilidades de negociación.
El Ministro de Trabajo, Steven MacKinnon, se ha reunido con ambas partes en un intento de facilitar las negociaciones, pero hasta ahora no se ha logrado un avance significativo. MacKinnon tiene amplios poderes para abordar disputas laborales y ha intervenido en el pasado para resolver conflictos en las principales compañías ferroviarias del país. Sin embargo, Trudeau subrayó que el gobierno solo consideraría intervenir si queda claro que no hay buena voluntad en la mesa de negociaciones.
La decisión de Trudeau ha sido recibida con críticas por parte de grupos empresariales y de la industria aérea, que han instado al gobierno a imponer un arbitraje vinculante para evitar una huelga. La Cámara de Comercio de Canadá y el Consejo Empresarial de Canadá emitieron una declaración conjunta pidiendo al gobierno que actúe para prevenir una interrupción del servicio aéreo.
Por su parte, Air Canada ha expresado su deseo de llegar a un acuerdo negociado, pero ha señalado que el arbitraje sería necesario si las conversaciones fracasan. “Estamos trabajando arduamente para lograr un acuerdo, pero si las negociaciones fallan, esperamos que el gobierno actúe de inmediato”, declaró un portavoz de la aerolínea.
La situación sigue siendo tensa, y con la fecha límite acercándose rápidamente, la posibilidad de una huelga y sus repercusiones para los viajeros y la economía canadiense es una preocupación creciente. Trudeau concluyó su declaración reiterando su compromiso con la negociación colectiva y la resolución pacífica de conflictos laborales: “Creemos en la negociación colectiva y seguiremos presionando a las partes para que resuelvan sus diferencias lo más rápido posible”.