En un reciente enfrentamiento en la Universidad de Calgary, la policía puso fin a un campamento pro-palestino mediante el uso de gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento. Los manifestantes, que habían establecido un campamento con tiendas de campaña rodeadas de paletas de madera en el césped sur del MacEwan Hall, llevaban a cabo una protesta pacífica durante el día, exigiendo que la universidad se desvinculara de cualquier inversión relacionada con Israel.
Sin embargo, tanto la policía como los funcionarios de la Universidad de Calgary habían advertido previamente a los manifestantes que estaban invadiendo propiedad privada y que el campamento sería removido. A los estudiantes participantes también se les amenazó con sanciones por parte de la universidad. “Los miembros de la comunidad universitaria tienen libertad para protestar, pero no para acampar”, declaró la universidad en un comunicado.
Alrededor de las 8:30 p.m., la policía, incluyendo miembros del equipo táctico y otros equipados con equipo antidisturbios, avanzaron hacia el perímetro sur del campamento, derribando algunas de las paletas y desmantelando aproximadamente 20 tiendas. Esto dio inicio a un enfrentamiento que duró casi tres horas, durante el cual los activistas y la policía discutieron cómo poner fin al campamento, mientras los activistas coreaban y desafiaban a la policía, que se presentó en gran número y fue sobrevolada por un helicóptero de la policía.
“Esto no es una negociación”, dijo uno de los oficiales. El mismo oficial que habló con los activistas instándoles a marcharse, señaló que la protesta pacífica en el campus era aceptable, pero no así las barricadas.
Para las 10:30 p.m., el número de manifestantes, que había aumentado a unos 150, se había reducido considerablemente y todas sus tiendas habían sido removidas, pero un grupo de unos 20 activistas permaneció, enlazando brazos frente a una línea de policías antidisturbios y montados en bicicleta, cantando “no nos moverán”.
Luego, alrededor de las 11:10 p.m., después de numerosas advertencias de la policía de que se realizarían arrestos si los manifestantes no abandonaban el campus, los oficiales comenzaron a empujar con fuerza la línea de activistas con sus escudos antes de lanzar gases lacrimógenos.
Esta acción policial marca un momento tenso en la historia de las protestas universitarias, destacando el debate en curso sobre la libertad de expresión y el uso de la fuerza por parte de las autoridades para controlar las manifestaciones públicas.