Análisis: Trump intensifica su guerra comercial con China … ¿qué significan los aranceles?

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THE LATIN VOX (8 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha decidido seguir adelante con los aranceles sobre China en un intento de cerrar la brecha comercial entre ambas economías. Mientras tanto, su administración ha postergado los impuestos a las importaciones de México y Canadá, dejando en claro que estas medidas son herramientas de negociación.

El verdadero objetivo de los aranceles

Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, las tarifas impuestas a México y Canadá tienen más que ver con objetivos políticos no económicos. Sin embargo, la disputa comercial con China tiene raíces más profundas, marcadas por desequilibrios históricos en el comercio entre ambos países.

China, que ingresó a la Organización Mundial del Comercio en 2001 con la esperanza de integrarse al sistema global de comercio, ha seguido creciendo como una potencia manufacturera sin evolucionar hacia una economía de consumo como muchos esperaban. En 2024, su superávit comercial alcanzó la cifra récord de $1 billón, con un saldo positivo de $295 mil millones solo con EE.UU.

Trump busca una nueva negociación

Trump ha insistido en que China ha jugado con ventaja, manteniendo su moneda, el yuan, artificialmente devaluado y protegiendo sus industrias nacionales. Con su nueva ronda de aranceles del 10%, busca presionar a Pekín para renegociar un acuerdo comercial más favorable para EE.UU.

El expresidente Joe Biden no eliminó los aranceles de Trump y, de hecho, añadió nuevas restricciones sobre exportaciones tecnológicas estratégicas como los semiconductores. Paradójicamente, estas barreras han impulsado a China a desarrollar su propia industria de inteligencia artificial con productos como el chatbot DeepSeek.

La gran rrecha económica

EE.UU. produce el 15% de los bienes manufacturados del mundo pero consume casi el 30%, mientras que China produce un impresionante 32% pero solo representa el 12% del consumo global. Esta asimetría ha impulsado la administración Trump a fomentar la producción nacional y reducir la dependencia de las importaciones chinas.

Bessent ha señalado que los aranceles son un medio para un fin: repatriar empleos e inversiones a EE.UU. Como parte de este plan, Trump ha solicitado una revisión del acuerdo comercial «fase uno» firmado con China en 2020, que obligaba a Pekín a incrementar la compra de bienes y servicios estadounidenses.

¿Un nuevo «Acuerdo Mar-a-Lago»?

Algunos analistas han especulado que Trump podría buscar un nuevo pacto similar al Acuerdo Plaza de 1985, que permitió una depreciación del dólar para reducir el déficit comercial de EE.UU. Sin embargo, China ha expresado su rechazo a un acuerdo de este tipo, recordando los efectos negativos que tuvo en Japón en su momento.

El vicepresidente chino, Ding Xuexiang, ha afirmado en el Foro Económico Mundial de Davos que China desea reducir su dependencia de las exportaciones y aumentar el consumo interno. Sin embargo, los expertos advierten que cualquier acuerdo con EE.UU. probablemente será más simbólico que sustancial, ya que la brecha entre ambas economías sigue siendo enorme.

En definitiva, la guerra comercial entre EE.UU. y China no se trata solo de Trump. Los factores que impulsan este conflicto son más profundos y estructurales, lo que hace que un desenlace definitivo sea poco probable en el corto plazo.

Crédito fotográfico: Financial Times


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