Negocios canadienses se preparan para combatir los aranceles de Trump

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THE LATIN VOX (3 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

En un movimiento audaz en medio de una creciente guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá, varios negocios canadienses han comenzado a exhortar a los consumidores a apoyar los productos nacionales en lugar de los fabricados en Estados Unidos.

En Vancouver, una tienda de licores retiró las botellas de bourbon de Kentucky de sus estantes, reemplazándolas con un cartel prominente que decía: “Compra canadiense en lugar de estadounidense”. Este gesto simbólico marca el inicio de una batalla comercial que promete tensar aún más los lazos entre dos aliados tradicionales.

La decisión de los empresarios canadienses de enfocarse en los estados republicanos, como explica Ravi Kahlon, ministro de Vivienda de Columbia Británica, responde a una estrategia consciente de evitar castigar a los estados que no están directamente involucrados en las políticas de Donald Trump.

«Queremos asegurarnos de que no estamos castigando a los estados que no tienen nada que ver con esto», comentó Kahlon, subrayando que la situación ha sido vista como un desafío a los intereses económicos y sociales de los canadienses.

La respuesta de Trudeau y la unidad canadiense

Este conflicto comenzó cuando Estados Unidos impuso tarifas arancelarias a Canadá, uno de sus socios comerciales y aliados políticos más cercanos. En una alocución a la nación, el primer ministro saliente, Justin Trudeau, criticó fuertemente la medida, afirmando que las tarifas son una violación del tratado de libre comercio de América del Norte y advirtió que Canadá respondería con una “respuesta económica y política de gran alcance”.

Trudeau destacó la importancia histórica de la relación bilateral, recordando cómo ambos países han luchado juntos a lo largo de los años. En su discurso televisado, Trudeau también se comprometió a reforzar la seguridad fronteriza y a abordar el flujo de fentanilo, tema de preocupación para la administración Trump.

Por su parte, el presidente estadounidense accedió a una pausa de 30 días en los aranceles lo que, en palabras de Trudeau, fue el resultado de una conversación “muy positiva” con Trump. Sin embargo, la decisión de Washington sigue provocando tensiones que amenazan con quebrar la relación entre los dos países, que históricamente han compartido una de las alianzas más sólidas del mundo.

Reacciones nacionales y sanciones en respuesta

A medida que las tarifas comenzaron a afectar varios sectores, la unidad nacional de Canadá se hizo más evidente. En todo el país, los ciudadanos mostraron su apoyo al “compra canadiense” mediante la compra de productos nacionales, mientras que los empresarios tomaron medidas concretas para boicotear productos de fabricación estadounidense.

En la provincia de Ontario, la Junta de Control de Bebidas de Licor de Ontario (LCBO) dejó de almacenar productos estadounidenses, prohibiendo a los restaurantes y negocios locales pedir más productos como licores y cervezas estadounidenses.

Mientras tanto, otros productos como los jugos de naranja y las motocicletas estadounidenses también se vieron afectados por las tarifas del 25% impuestas por el gobierno canadiense, que se aplicaron a 1.200 categorías de productos importados de Estados Unidos.

Con el aumento de las tensiones comerciales, los ciudadanos canadienses comenzaron a sentirse divididos entre quienes apoyan la política de retaliación económica y quienes abogan por una resolución pacífica de los desacuerdos.

El reto de equilibrar el comercio y la política

A pesar de las acciones tomadas por los negocios canadienses, las dificultades logísticas de promover exclusivamente productos locales no son menores. La mezcla de marcas canadienses y estadounidenses, especialmente en bebidas como cervezas y vinos, ha complicado la aplicación del boicot.

Como destacó un gerente de tienda, marcas como Budweiser y Coors, aunque producidas en Canadá, seguirán estando disponibles, lo que ha generado frustración entre quienes buscan una respuesta más directa.

“En el comercio minorista, el impacto será significativo si tenemos que retirar productos”, afirmó un comerciante local. La incertidumbre es una constante, especialmente cuando se trata de prever cómo afectarán los nuevos cambios y tarifas a las decisiones de compra de los consumidores.

El futuro incierto de las relaciones entre Estados Unidos y Canadá

El reciente desafío entre estos dos países ha subrayado las tensiones subyacentes en su relación. El presidente Trump ha utilizado la situación para reforzar su retórica antiinmigrante y sus preocupaciones sobre el tráfico de fentanilo, mientras que figuras políticas canadienses como Chrystia Freeland han denunciado los aranceles como una acción destructiva sin justificación sólida. «Es un acto de autolesión colosal. Estados Unidos se está perjudicando a sí mismo», comentó Freeland en una entrevista con MSNBC.

En el fondo, lo que está en juego no es solo la disputa comercial, sino la esencia misma de una relación histórica que ha sido puesta a prueba por la política interna de un presidente impredecible y la respuesta firme de un Canadá decidido a proteger sus intereses económicos y nacionales.

Mientras el conflicto continúa, la pregunta es clara: ¿cómo reaccionará Canadá ante las continuas provocaciones de Estados Unidos? Y, lo que es más importante, ¿qué impacto tendrá esta guerra comercial en los ciudadanos y negocios de ambos países a medida que se intensifica la retórica y se imponen medidas cada vez más restrictivas?

Crédito fotográfico: Chris Helgren/Reuters


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