Opinión: ¿Qué se puede esperar del próximo Primer Ministro de Canadá?

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THE LATIN VOX (12 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

En los próximos años, Canadá tendrá a un nuevo primer ministro en Mark Carney, quien, durante su mandato como gobernador del Banco de Inglaterra, mostró una combinación de astucia, diplomacia y un temperamento volátil que dejará su huella en la política canadiense.

Carney, conocido por su intelecto y su postura de liberal globalista, es un hombre con una visión clara, y la relación que tendrá con figuras como el presidente de los Estados Unidos podría ser mucho más desafiante de lo que muchos imaginan.

Desde que asumió el cargo de gobernador en 2013, Carney dejó claro que se consideraba el hombre más inteligente en la sala, una actitud que no solo alimentaba su fama internacional sino que también establecía las bases para una inevitable confrontación de egos. Mientras Donald Trump podría esperar de él un trato amable, la realidad parece indicar todo lo contrario.

La relación entre el nuevo primer ministro de Canadá y el presidente estadounidense promete ser de fricción, no de amistad.

El hombre detrás del cargo

Cuando Carney llegó al Reino Unido, su imagen de «rockstar» bancario se construyó rápidamente, sobre todo por su contraste con su antecesor, Mervyn King. Mientras que los gobernadores previos del Banco de Inglaterra preferían permanecer en la sombra, Carney se convirtió en una celebridad mediática, un hombre de apariencia cosmopolita y elegante que combinaba conocimientos financieros profundos con una vida personal que parecía pertenecer a la alta sociedad.

Su presencia en eventos como festivales de música y sus apariciones con su exclusivo «man bag» hicieron que los titulares se centraran en su estilo y no solo en su política económica.

Sin embargo, detrás de esta imagen de lujo y sofisticación, Carney era un hombre profundamente intelectual, que sabía cómo manejar la compleja y delicada maquinaria de un banco central. Su estilo de comunicación era enigmático, a menudo dejando largas intervenciones que no producían titulares inmediatos, pero que reflejaban su pensamiento meticuloso y su cautela característica de un banquero central.

No obstante, cuando se trataba de dar declaraciones contundentes, Carney no dudaba en hacer una declaración firme y clara, tal como sucedió el 24 de junio de 2016, el día después del referéndum del Brexit, cuando tranquilizó a los mercados con un mensaje calmado pero decisivo.

La ética globalista de Carney

Como gobernador del Banco de Inglaterra, Carney fue un firme defensor de los mercados abiertos y el libre comercio, principios que no sólo eran parte de su ideología, sino también de su identidad como un globalista liberal.

En tiempos pre-Brexit, pre-Trump, y pre-COVID, estos valores estaban en auge. Sin embargo, el mundo ha cambiado drásticamente. Con la ascensión de líderes populistas y la creciente amenaza del proteccionismo, Carney se encuentra ahora en una posición en la que, tal vez, se vea obligado a enfrentar las consecuencias de un sistema global que él mismo ayudó a moldear.

Su enfoque hacia el proteccionismo, probablemente contrario a sus principios, será puesto a prueba en su nuevo cargo como primer ministro de Canadá, donde las tensiones económicas globales demandan un enfoque más pragmático.

En este contexto, el mismo Carney que luchó contra la crisis financiera mundial de 2008 y que lideró el Banco de Inglaterra durante tiempos turbulentos, ahora tendrá que navegar un mundo más dividido y polarizado.

Un carácter complejo

Si bien Carney es conocido por su inteligencia y trabajo arduo, también tiene un lado menos accesible. Su temperamento volátil era una característica notable durante su tiempo como gobernador, y aquellos que trabajaron cerca de él sabían que su ira podía ser feroz.

A pesar de ser muy respetado, no era especialmente querido, lo que deja entrever que, si bien su capacidad de liderazgo es innegable, la relación con su equipo y los periodistas podría no ser siempre fácil.

Su historia también está marcada por su pasión por el fútbol y su vinculación emocional con el Everton, lo que añade una dimensión más personal y accesible a su figura pública. No es raro que durante eventos informales, Carney se mostrara más relajado, discutiendo temas como su amor por el deporte y su frustración por el sistema de sanciones de la Premier League, lo que humaniza a este hombre habitualmente rodeado de formalidad.

El desafío de liderar Canadá

Mark Carney enfrenta un desafío monumental como primer ministro de Canadá. Si bien su experiencia en la gestión económica y su capacidad para manejar situaciones de alta presión son invaluables, su estilo directo y su actitud ante el proteccionismo y el nacionalismo podrían ponerlo en conflicto con algunos sectores de la política canadiense.

La dinámica entre Carney y líderes como Trump no solo será un choque de egos, sino también una batalla ideológica sobre el futuro del comercio global, la economía y el orden internacional.

A medida que Carney asume su nuevo rol, Canadá y el mundo estarán observando con atención para ver cómo un hombre de su estatura intelectual y carácter desafiante puede navegar por los complejos desafíos del siglo XXI.

¿Será capaz de mantener su visión liberal globalista o se verá arrastrado por las corrientes populistas que ahora dominan el escenario mundial? El futuro de Canadá podría depender de la respuesta a esa pregunta.

Crédito fotográfico: AP


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